Adiós

Título

Adiós

Autor

Horacio J. Fontana

Fecha

Octubre 2008

Texto

Rev. argent. neurocir. v.22 n.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct./dic. 2008

Adiós

La Revista Argentina de Neurocirugía debe su ser y su forma a la acción de tres hombres.
1) La visión y la perseverancia en el método y el trabajo durante largos años, muchos de ellos en soledad, de León Turjanski, nuestro Editor Fundador. Él se supo rodear de un grupo de gente joven a quienes inculcó su método, quienes constituyeron el Comité Editorial inicial. A éste tuve el honor de ingresar hace unos quince años. Aunque hubo varias deserciones y algún afloje de alguno, entre los que me incluyo, esa base se mantuvo junto a su Director y la revista progresó y pasó de producir un número por año, que correspondía a los trabajos de los Congresos y Jornadas de la AANC, a emitir cuatro números anuales.
2) La genial capacidad organizativa de Luis Lemme Plaghos, segundo Director de la Revista.
3) La prolija minuciosidad de Juan José Mezzadri, nuestro tercer Director.
De ellos tres he aprendido todo lo que sé de esta actividad, que todavía tiene, para mi modo de ver, mucho de intuitivo.
No disponiendo en suficiencia de ninguna de las virtudes mencionadas, me encontré ante la enorme responsabilidad de mantener el funcionamiento de nuestro Órgano Difusor y mejorar aquello que creía más accesible a mis posibilidades. Así me lancé desde estas páginas, con más entusiasmo que elocuencia, a tratar de estimular la producción de trabajo científico, a través de una serie de artículos, en donde expuse muchos de nuestros problemas en nuestra actividad cotidiana, en la educación neuroquirúrgica, en la presentación de resultados terapéuticos y sobre la crítica científica, en una forma que intentó ser un diálogo (muchas veces polémico) entre los más viejos, para que escucharan los más jóvenes, pensando en ellos, como receptores finales de nuestros esfuerzos en este aspecto tan especial de nuestra profesión. Estimo que en nuestro medio, la función esencial de la Revista debe ser docente y en este sentido he actuado.
Con alegría he observado que disponíamos de material suficiente a pesar de lamentables dificultades iniciales, como para poder ejercer por momentos, cierta capacidad de selección. También ha sido halagüeño comprobar la buena voluntad de los autores no sólo en la producción del trabajo, sino en la corrección de sus defectos formales y un deseo general de mejorar en estos aspectos tanto de jóvenes como de grandes. Preocupación especial he puesto en que la información producida por este órgano fuera correcta no sólo desde el punto de vista formal, sino también desde de los conceptos asumidos por los autores, y en esto también he encontrado buena disposición, así que mi primer agradecimiento es hacia la honesta y voluntariosa colaboración de ellos.
Quienes han colaborado en la "revisión por pares", comentando los trabajos, lo han hecho con gran competencia científica y con lealtad al único interés de su aporte, la evaluación, clarificación y mejora de los temas tratados. El gran valor humano de esta colaboración, quizá se valore mejor, entre nosotros todavía, desde el puesto que ocupo, pero se va transformando en una saludable costumbre, que todos apreciaremos cada vez más.
La Asociación Argentina de Neurocirugía ha sabido soportar con estoicismo mis arrebatos de pasión y ha mantenido el sostén de la Revista en momentos que se presentan difíciles, así que a la Comisión Directiva, mi agradecimiento por la comprensión y el apoyo brindado.
No voy a hablar de ética, porque opino que esta palabra es más usada en nuestra sociedad para justificar lo que no se debe. Creo que en esta tarea, ética es cumplir con los objetivos que nos habíamos propuesto. Imposible en la práctica, ya que casi siempre nos proponemos algo demasiado cercano a lo perfecto. Cumplo pues aquí, en asumir y reconocer los errores cometidos. Cada uno de ellos deja en mí una herida de cicatriz seguramente indeleble y requiere de toda la buena voluntad de Uds. para poder disculparlos.
El "Cuarto Hombre" en esta tarea es el Sr. Enrique Bassi, persona de gran cultura general y buen talante estable, lo cual hace agradable el trabajo con él. A medida que los Comités Editoriales han ido cambiando, él permanece, y esto hace también a la continuidad de la calidad de la publicación. Eso sí, cuando se equivoca él, nos equivocamos todos… Han sido un placer las largas horas de trabajo compartido, programando cada nuevo número.
Quiero agradecer a todos, la oportunidad que me han dado de realizar esta tarea que, aunque pesada carga pública, la he descubierto por otra parte, como una deslumbrante aventura intelectual y social.

Horacio J. Fontana
Editor

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