Ernesto Patricio Dowling: Un Inciador de la Neurocirugía

Título

Ernesto Patricio Dowling: Un Inciador de la Neurocirugía

Autor

Dr.Hugo D. Galafassi

Fecha

Abril 2004

Texto

Rev. Argent. Neuroc. 2004, 18 (S1): 24

Ernesto Patricio Dowling: Un Inciador de la Neurocirugía

Dr.Hugo D. Galafassi

Servicio de Neurocirugía, Hospital Rivadavia, Buenos Aires.

A fines del siglo XIX llegó a la Argentina Don Patricio Dowling, experto irlandés en ganado vacuno y se estableció en Coronel Granada, partido de General Pinto, en los confines de la provincia de Buenos Aires, donde todavía quedaban indios descendientes de los que habían sido empujados más allá por la civilización.
Se casó en 1889 y tuvo seis hijos. El segundo, Ernesto Patricio, nació el 20 de febrero de 1893.
El joven Ernesto pasó largas temporadas en el campo donde aprendió a querer a la tierra y a los animales. De esta relación con el medio, paradójicamente contrajo un quiste hidatídico de hígado. Siendo muy afecto al polo y a las jineteadas sufrrió una lesión de meniscos en la rodilla que años más tarde operó su amigo Ricardo Finochietto.
Ingresó a la Facultad de Medicina y en los últimos años de la carrera, actuó como practicante en el Hospital Ramos Mejía, hasta que se recibió de médico en 1918.
Su vocación quirúrgica lo llevó a ingresar al Servicio de Delfor del Valle, quien será su primer maestro de cirugía; luego de cuatro años ya es jefe de Clínica Quirúrgica en la Cátedra de Pedro Chutro. Durante esa época publicó varios trabajos sobre enfermedades de la tiroides y de la vesícula biliar. Su buena formación quirúrgica le posibilitaría adaptarse fácilmente a la Neurocirugía, ya que Cushing decía que "quienes tuviesen vocación por la Neurocirugía debían ser buenos cirujanos generales antes de especializarse, pues era necesario que se encontrasen tan en su casa tanto en el abdomen como en la cabeza".
En 1924 emprende el primer viaje a los Estados Unidos, que ha de gravitar en su formación definitiva; se va como cirujano general y regresa como neurocirujano, luego de asistir a los Servicios de Adson en la Clínica Mayo, de Walter Dandy en el Johns Hopkins y de Charles Frazier en Filadelfia; pero es sin dudas Harvey Cushing en el Peter Bent Brigham Hospital de Boston, quien lo deslumbra e impresiona más.
En 1925 es designado miembro de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de la Asociación Médica Argentina; en 1931 Docente Libre de TécnicaQuirúrgica, dedicándose en forma exclusiva a la cirugía del sistema nervioso.


Dr. Ernesto P. Dowling, 1893-1966

Cuando Harvey Cushing efectuó su formación en Suiza asimiló rápidamente la conducta rígida de su maestro, el Profesor Kocher, el que lo sometió a un tratamiento severo, poco amistoso y cordial, diciéndole que por la falta de acostumbramiento y acomodación a un régimen riguroso quedaban descartados los que no tuviesen capacidad para adaptarse al ritmo del trabajo requerido. Conociendo esto, debió ser duro para Dowling permanecer al lado de su maestro quien practicó la misma metodología con él y que luego de unos meses, ganó su confianza y amistad; en su formación, además del Prof. Cushing, también estuvo a cargo de Louise Eisenhardt, con quien completó sus estudios sobre tumores del neuroeje y sus cubiertas.
Ya de regreso en Buenos Aires, ingresó al Servicio de Cirugía a cargo del Prof. Delfor del Valle en el Hospital San Roque, en el que creó una Sección de Cirugía Neurológica, que fue el primer Centro Neuroquirúrgico de la República Argentina. Obtuvo la colaboración de prestigiosos neurólogos como Alurralde, Montanaro, Orlando, Sanchez Elía y Farengo, entre otros; desde ese momento se dedicó exclusivamente a la neurocirugía produciendo numerosas publicaciones. Es aquí donde comenzó sus estudios sobre la hidatidosis cerebral y su tratamiento, desarrollando el procedimiento mundialmente conocido como "parto del quiste hidatídico".
Toda su actividad docente se vuelca a la cirugía neurológica y se convierte así, junto con Manuel Balado, en iniciadores en nuestro país, de la cirugía neurológica.
La amistad brindada por Cushing y las enseñanzas de él recibidas dejaron marcas indelebles en su espíritu, que se reavivaban permanentemente con la correspondencia que mantenía con el Maestro. La tentación de regresar junto a él era cada vez más fuerte y se concretó en el año 1930, ya no como principiante. Cushing lo recibe ama blemente y tras de darle la bienvenida le dice a boca de jarro: "mi primer ayudante Horrax parte para Inglaterra en viaje de intercambio, se anima a ponerse en sus zapatos?" Dowling, atónito ante un ofrecimiento de tamaña envergadura y generosidad, acepta de inmediato y se convierte en el "primer ayudante quirúrgico" del Maestro; extraordinaria y honrosa distinción hasta ese momento, jamás alcanzada por asistente extranjero.
A su regreso es nombrado Docente Libre de Clínica Quirúrgica, cargo al cual renuncia al año siguiente por considerar que su especialidad no es compatible con el cargo asignado y en la misma renuncia solicita al Señor Decano de la Facultad de Medicina la conveniencia de la creación de la Cátedra de Cirugía Neurológica.
Continúa su labor como docente y neurocirujano a la que se agrega la de Secretario de la Asistencia Pública e ingresa para entonces como neurocirujano del Hospital de Niños.
La coronación de su carrera asistencial se concreta en 1937 con la designación, por concurso, de Jefe del Servicio de Cirugía Neurológica del Hospital Bernardino Rivadavia y allí pone todas sus energías y hace las modificaciones que considera más oportunas para el desarrollo de la cirugía neurológica, como lo hiciera su maestro Harvey Cushing.
En el año 1941 asume la jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital Británico la que ejerció hasta el año 1947.
Su trabajo incesante, sus publicaciones, su actitud académica incrementan su prestigio, el que se traduce en designaciones como la de Relator Oficial y distinciones honoríficas, tales como la de "Miembro Correspondiente de la Harvey Cushing Society" en el año 1950.
Al año siguiente es designado Miembro Honorario de la Sociedad de Neurología y Neurocirugía del Uruguay y Doctor "honoris causa" de la Universidad de Río Grande do Sul.


El Prof. Harvey Cushing efectuando una curación en compañía de Dowling.

Su fama de hábil neurocirujano no sólo atrajo a cirujanos de nuestro país, sino de países vecinos, que vinieron a verlo operar en su Servicio del Hospital Rivadavia.
Ya por esos años acreditaba sobrados méritos para postularse a lo que deseara y para ganar allí donde se postulase.
Se presentó, en 1942, al concurso para Profesor Titular. Sus antecedentes son modelo de sobriedad y de modestia, pues entiendiendo que "la enumeración de sus méritos impuesta por la práctica, contraría fundamentalmente su modalidad", sólo destaca su ininterrumpida dedicación a la cirugía del sistema nervioso y, como título más preciado, el haber sido discípulo de Harvey Cushing. El dictamen no le fue favorable y la facultad perdió a un docente probo y eficaz.
No sucedió lo mismo cuando fue postulado ante la más alta posición académica del país y es así que, el 19 de septiembre de 1957, recibido por el Profesor Mariano Castex, se incorpora a la Academia Nacional de Medicina para ocupar el sitial número 23. Además fue el primer Decano del Colegio Argentino de Neurocirujanos.
La descripción de su figura de entonces era la de un hombre de sesenta años, que no manifestaba dolencia visible alguna por la edad. Su imagen era la de un hombre delgado, musculoso, de estatura mediana; su piel tenía un tinte saludable: era rubio ceniza y sus ojos penetrantes de color azul acerado. Los pliegues nasogenianos bien marcados a cada lado de una boca de labios finos y firmes, asentada en una mandíbula cuadrada que le confería aspecto aparentemente adusto.
Le agradaban los deportes; de joven practicó fútbol y jugaba al polo, de más grande se dedicó al golf y llegó a ser un jugador de categoría.
Conocí al Profesor Ernesto Dowling en el año 1960, siendo yo estudiante de medicina, en su Servicio del Hospital Rivadavia. A través de largas charlas que mantuve con él, al que acompañaba primero en la recorrida vespertina de sus pacientes operados, en las que me explicaba en forma pormenorizada la patología de cada uno, y más tarde, permitiéndome ser su segundo asistente quirúrgico de esas operaciones, que no se caracterizaban por ser cortas, ya que el tiempo no contaba para él.
Logró que me incorporase físicamente a su Servicio y espiritualmente a la disciplina neuro quirúrgica, aconsejándome en innumerables oportunidades con elocuencia paternal.
Su servicio era de una pulcritud extrema, había sido diseñado a imagen del Servicio de Cushing: el quirófano, como la sala de rayos, las habitaciones y los consultorios eran amplios y espaciosos. Una visita a sus ficheros permite ver cómo confeccionaba las historias clínicas, las que manifiestan la minuciosidad y dedicación profesional que se puede admirar en los claros dibujos anatómicos de las patologías de sus pacientes operados. Ante la ausencia de registros iconográficos de la época, su habilidad de eximio dibujante le permitió documentar gráficamente sus historias clínicas.
La hemostasia fue siempre su preocupación y debido a ello hizo construir en los Estados Unidos un coagulador monopolar que fue el primero que hubo en Latinoamérica y su resultado fue tan positivo que disminuyó notoriamente los tiempos quirúrgicos.
Buscó siempre en su actividad la excelencia, con un conocimiento profundo y un entusiasmo pujante que lo llevó a estar permanentemente inmerso en la actividad neuroquirúrgica.
El Dr. Mariano Castex, refiriéndose a su personalidad, dijo en la Academia Nacional de Medicina dijo que se lo podía considerar "el fundador de la Escuela Neuroquirúrgica Argentina".
Fue para mí un honor el haberlo conocido entonces, con su capacidad plena y dedicación por entero a los pacientes; su profundo conocimiento anatómico y de los métodos diagnóstico de la época le permitieron resolver con pericia los más dificiles problemas neuroquirúrgicos de entonces. Ha sido para mí una experiencia rectora que conservo en forma indeleble.

Bibliografía
1. Babbini Rafael J. "Honorarias" Revista Argentina de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía 1958: 13:

2. Notas Necrológicas, Boletín de la Academia Nacional de Medicina, 1966; 44: 173-5.

3. Uriburu JV. Homenaje a los Académicos Ernesto Dowling y Juan P. Garrahan en el centenario de su nacimiento. Acto realizado el día 29 de junio de 1993 en la Academia Nacional de Medicina.

4. Necrológicas. Revista de la Asociación Médica Argentina: 1966; 80: 7.

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