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REV ARGENT NEUROC | VOL. 29, N° 2 | 2015
ENTREVISTA
Dr. Jorge Maximo Salvat
Bastó solo una llamada personal del Dr. M. Platas para que amablemente nos concediera una entrevista en su consultorio de FLENI, mientras atendía a sus pacientes y previamente a realizar cirugías minutos después…
La charla fue inolvidable, y el maestro respondió rápidamente a nuestras preguntas con un discurso envidiable.
¿Doctor cómo fueron sus comienzos en la especialidad?
Por Zimman, yo era practicante en el hospital Rawson, allí trabajaban tres hermanos, dos neurólogos y él, cirujano, docente autorizado de cirugía Jacobo era un tipo tan extraordinario y tan humilde que a cualquier hora que lo llamaran, se levantaba a las tres o cuatro de la mañana y venía a ver los enfermos que llegaban, en esa época, los años 60, los únicos lugares que había para atender neurocirugías eran el Rawson y el Costa Boero, venían enfermos del interior, de todos lados, en Mar del Plata había un neurocirujano boliviano, que era muy bueno (Giménez Arce) y mirando para el norte y para el sur , no había nadie, ni en Corrientes ni en Formosa, nadie. Había algo armado en Mendoza y en Córdoba y nada más, por lo cual todo venía al Rawson y al Costa Boero y este hombre trabajaba a destajo.
Allí en el Rawson había cuatro neurocirujanos y todos distintos, estaba Christensen, que trabajaba con San Martin, Dickmann, Zimman que estaba en la guardia y Kaplan, había además un cirujano especialista en digestivo que manejaba los trigéminos, los operaba en 50 minutos por vía suboccipital y los solucionaba. Yo me entusiasmé con Zimman, me apasioné por la manera como él enfocaba la neurocirugía y un día dio la casualidad que yo tenía que jugar un partido preliminar al internacional de rugby Francia y Argentina en Gimnasia y Esgrima, y previamente mi equipo Curupaití donde yo jugaba en primera división enfrentaba al seleccionado del Uruguay como preliminar, yo entré con mi auto y mis 19 años, mi quinto año de medicina y con mi querido amigo que fue a la tribuna y yo a jugar, luego me bañe y subí a la tribuna a ver junto a mi amigo el partido de fondo, en un momento me dice me duele mucho la cabeza como nunca en mi vida como si me hubiera explotado, pensamos que era por el intenso sol y lo lleve abajo a la sombra y ahí se desmayó, me lo puse al hombro, yo era jugador, lo llevé al estacionamiento y lo cargué en mi auto y lo llevé al Fernández, la hago corta, como hizo un paro respiratorio lo trasladaron al centro de rehabilitación respiratoria cerca del Rawson (Inst. Ferrer) y allí lo fue a ver Carrea, le hizo una angiografía por punción carotídea y diagnosticó muerte cerebral dado que el contraste no subía al cerebro, ahí aprendí una cosa mas, en las hemorragias severas y rápidas la presión era tal que producía la muerte cerebral. Fue tal la impresión y nunca ví una cosa igual, en la autopsia, en esos tiempos se realizaba siempre, el cerebro esta licuado, y no entendía como una persona de 23 años puede morir así y no había como tratarlos, estamos hablando de los años 59, 60, yo me recibí a los 22 años y no había nadie que los diagnosticara y tratará a estos enfermos. Pensé no puede ser esto, yo quería ser médico rural porque mi padre tenía campo y a mi me encantaba el campo y todos los veranos yo me encargaba del campo de mi padre y al lado había un médico que tenía una Cabaña, Solimano se llamaba y era el sueño de mi vida porque atendía la Cabaña y además atendía gratis a todo el que pasara por ahí, y yo que se así como Favaloro, yo quería ser así, la idea era ser médico rural y dedicarme al campo y hacer de todo. A partir de esto yo elegí ir para el lado de Zimman que tenía una idea de la medicina y de la vida extraordinarias, el médico no era realmente un médico y conceptos fundamentales como hacer un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado como el que se haría uno mismo.
Decía mi maestro uno se puede equivocar, pero se equivoca menos con ese concepto de operar a alguien como a uno mismo, yo creo que es un concepto fundamental para enfrentar la profesión, había que hacer de todo, si uno podía curar curaba, sino ayudaba y si no podía consolaba, tres premisas fundamentales para un médico. Zimman se murió a los 59 años, tuvo dos hijos, uno se radicó en España y otro un destacado cirujano plástico estuvo en el Finocchieto con Benaim, yo también estuve allí. Tiene un libro maravilloso Orientación Neuroquirúrgica (Jacobo Zimman, L. Zimman, S. Zimman Bibliográfica Omeba, 1963 - 499 páginas).
Doctor usted que llegó a los mas alto de la neurocirugía, ¿considera que Argentina tiene todos los medios para realizarla, al igual que en los centros mas importantes del mundo?
Sí, realmente sí, uno viaja permanentemente por todo el mundo y no hay diferencias, lo único distinto son las técnica, las manos de los grandes maestros son irreproducibles, Yaşargil o Samii son dos personas geniales.
De los grandes que ha visto ¿quién lo impresionó como el mejor? En el exterior o acá.
Acá me impresionó Christensen técnicamente, no en el resto. Fue un hombro que revolucionó la neurocirugía, a pesar de estar enfrentado conmigo, sin quererlo yo, como estaban enfrentados mis maestros, él no me hablaba ni me saludaba por estar yo con Zimman, y además se dio la cuestión que me llaman los Ingleses para ver si yo me podía ocupar de los menesterosos que venían de Malvinas y gente anciana, porque no encontraban quien los operara y yo que operaba en todos los Sanatorios de Buenos Aires, luego de expresar que no quería molestar a nadie fui con todo el equipo y estuvimos muchos años en el Británico y él no me lo perdonó nunca. Era un gran cirujano, muy buen médico.
De esa generación he visto operar a todos, el mejor Christensen, a pesar que nunca se comprometió con el microscopio, se manejó bien con sus lupitas.
Afuera les digo que fuera de Yaşargil, lo ví operar de todo y muy bien a Samii, con quien estuve mucho tiempo, un apersona de talento y tenacidad sin fronteras.
De los nuevos, acá no he visto operar a mucha gente por estar circunscripto, pero hay gente que va a dar que hablar en poco tiempo por su capacidad.
Doctor ¿Qué piensa de la superespecialización en neurocirugía?
La neurocirugía avanzó muchisimo y yo que hecho de todo, carótidas, columnas, no se si todo lo he hecho bien, hoy no es posible hacer todo bien, no creo que se pueda hacer vascular, columna, funcional y estar al tanto. La columna es un tema aparte y hay que estar al día. Aquí apoyamos a gente para que haga nada más que una cosa. No creo que hoy se pueda hacer de todo como en nuestra época, y eso es bueno para la gente. Ese es el futuro que veo para la neurocirugía, y los mismos neurocirujanos se están acostumbrando a derivar a los pacientes a los que más saben. Fui el primero en este país en juntar especialidades, con Diamante hace mas de 30 años que operamos acústico y tenemos mas de 600, al principio mis propios colegas no lo admitían, hasta Samii tiene ahora a un otorrino al lado de él, lo entendió después, muchas veces nos preguntó que hacíamos junto con Diamante operando juntos. Así paso en mi servicio cuando integré a un grupo de Ortopedistas que trabajan hoy a la par.
¿Cómo ve el futuro de la neurocirugía en nuestro país?
Yo creo que la medicina debe ser resultado del trabajo multidisciplinario, fui muy criticado aquí en nuestro país por ello, y hoy los resultados están a la vista. Los resultados de nuestro neurinomas son increíbles, en cuanto al facial y a la audición.
¿Cuál es el déficit más grande que le ve a la neurocirugía en la Argentina?
La formación, es preocupante, hoy no se puede justificar los residentes en algunos servicios. Yo, nunca en 20 años quise tener residentes en el Ramos, por no tener suficiente casuística para entrenarlos bien, y tenía vergüenza de tener residentes y dije siempre que no.
Acá hacemos 100 operaciones por mes y tenemos 1 residente por año que va a salir bien formado. Ese es el principal problema aquí, que no ocurre en otros países. A los neurocirujanos se los cuida, en número y en formación.
¿Cómo se revierte esta situación, desde la AANC, desde el estado con un plan de salud…?
Desde la Facultad debe partir desde la base, el tema es profundo, desde el primario y secundario. Ayer y hoy hay dos artículos en La Nación, de Vargas Llosa y de Romero, hay que leerlos para entender lo complejo del contexto socio económico de este país, que explica muchos de los principales problemas, el deterioro moral de nuestra sociedad enferma, y el neurocirujano sale de esta sociedad. En la parte docente hay un déficit también, salvo honrosas excepciones en nuestra Institución, entre los que está Platas, también sufrimos buscadores de gloria. En esta institución hay una calidad moral y quirúrgica excepcional en todo el equipo.
Con la foto terminó desgraciadamente la entrevista, nos saludó no sin antes mostrarnos dos cuadros que tiene en su consultorio, uno con Yaşargil y Samii y otro que me emocionó profundamente, con J. C. Salaberry, a quien consideró un grande, coincidimos doctor, un neurocirujano y ser humano irreemplazable.
Nota: Por razones de tiempo en la finalización de la revista, solo coincidimos en esta primer entrevista M. Platas y J. Rimoldi, la idea es que en las próximas podamos participar todo el resto del C. Editorial