Historia de la Neurocirugía Argentina

Título

Historia de la Neurocirugía Argentina

Autor

Dr. León Tujanski

Fecha

Abril 2004

Lugar de Realización

Profesor Consulto de Neurocirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires

Texto

Rev. Argent. Neuroc. 2004, 18 (81): 1

Historia de la Neurocirugía Argentina*

Dr. León Tujanski
Profesor Consulto de Neurocirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires

* Publicado parcialmente en (60). Con autorización del Editor.


A fines del siglo XIX, la República Argentina se encontraba en un período especial de su historia. Surgía como potencia económica, política y cultural, de una enorme significación a nivel mundial. Se convierte en uno de los destinos mas codiciados por los inmigrantes, salidos de una Europa estancada y polémica que se dirigía hacia América. La inquietud por la ciencia médica no escapó a estas características y es así como se inscribieron nombres y hechos que significaron eslabones de trascendencia en su desarrollo. La Neurocirugía no no fue una excepción a esta participación protagónica.
La historia de la Neurocirugía Argentina fue esquematizada por Carrillo1 en 3 períodos de 20 años cada uno: los precursores (1885-1905), los iniciadores (1905-1925) y los sistematizadores (1925-1950). La perspectiva del tiempo nos permite reconocer, en el tercer período, a los maestros que, desde sus respectivos lugares de trabajo formaron escuelas que contribuyeron al desarrollo de la Neurocirugía, educando a las nuevas generaciones, consolidándola e imprimiéndole aspectos diferenciales. Para llegar hasta el presente a estos períodos se deben agregar otros dos: la consolidación (1950-1977) y la actualización y subespecialización (desde 1977).

Los precursores (1885-1905)

Este período reconoce su inicio en las cirugías realizadas por Julián Aguilar e Ignacio Pirovano, con la entonces denominada "Operación del trépano", según está documentado en la tesis sobre "Trepanación" de Begueristain (1889)2.
Estos intentos quirúrgicos estaban dirigidos a resolver problemas y demostraron una sorprendente intuición clínica, aunque sin un conocimiento adecuado de la anatomía nerviosa que les hubiese permitido actuar con un objetivo claro. Un discípulo de ambos, Andrés Llobet, compenetrado de la importancia y trascendencia del conocimiento anatomofisiológico, publicó un trabajo monumental en 1885 que denominó "Localizaciones cerebrales. Investigaciones experimentales, fisiológicas y clínicas aplicadas a la operación del trépano"3 . Sus observaciones clínicas estuvieron basadas en un hecho excepcional: la oportunidad de explorar el cerebro de una paciente de 40 años con un goma sifilítico craneano, que exponía la duramadre y el cerebro. Llobet, realizó experiencias de observación y estimulación eléctrica y llegó a conclusiones sorprendentes para la época. Llamó la atención sobre los movimientos del cerebro, que describió como "isócronos con el pulso y con los movimientos respiratorios" y que "el esfuerzo intelectual de un cálculo aritmético simple generaba una expansión del cerebro con salida de LCR". Con la estimulación eléctrica reconoce sitios anatómicos definidos y describe la posibilidad de generar una crisis convulsiva. El concepto de la excitabilidad del cerebro se oponía a opiniones generalizadas en la época, entre ellas la de Claude Bernar d. En las conclusiones de su trabajo considera que el conocimiento de las localizaciones cerebrales será de gran utilidad en la operación del trépano y finaliza augurando que "llegará el día en que los buenos éxitos formen el maximum en de los cuadros estadísticos de los cirujanos". Otro aporte sorprendente de Llobet se refiere a un aspecto práctico: la técnica de la craneoplastia, que según el autor se hacía indispensable en múltiples indicaciones, no sólo postraumáticas, sino también postquirúrgicas, tales como posteriores al tratamiento de la hidrocefalia o en la "craneotomía liberadora por epilepsia". En su publicación4 refiere experiencias con hueso frontal de perro y con porcelana dental con buena tolerancia a largo plazo para, finalmente proponer un material plástico de la época, el celuloide que considera como el "material ideal por su practicidad y tolerancia". Como hecho anecdótico cabe mencionar que en la introducción de su trabajo Llobet escribe que "se dice que nuestro valiente general La Madrid llevaba sobre la cabeza un fragmento de mate reemplazándole un trozo de calota ósea que había perdido a consecuencia de un sablazo".
Por la misma época muchos cirujanos se animaron a encarar la patología neurológica. Cabe mencionar a Massi (1891)5, Pascual Palma (1893)1, que operó el primer glioma de cerebro, que si bien no pudo ser reconocido por el cirujano durante la intervención, fue correctamente localizado, como lo demostró la ulterior autopsia. Ferrari5, Zavaleta (1893)5, Avelino Gutiérrez (1896)5, que operó un tumor de cerebro y realizó la primer resección gasseriana por una neuralgia del trigémino6. Otro grupo de cirujanos se dedicaron en especial a la cirugía de los quistes hidatídicos cerebrales, patología aparentemente frecuente en aquella época. Alejandro Posadas1 fue el primero en operar con éxito un quiste hidatídico cerebral y en su corta vida (33 años) se destacó por iniciar una escuela quirúrgica que se caracterizó por establecer normas específicas. También encararon el tratamiento de la hidatidosis5 A. Castro, M. Herrera Vegas, Estévez, M. Castro, J.F. Cafferata, V. Vasallo, D. Decoud y el mismo Llobet7. Enrique Corbellini1 operó un tumor de cerebelo 3 años antes que Cushing sistematizara los abordajes de la fosa posterior. En 1890 Juan B. Justo7,8 realiza la primer operación craneana osteoplástica exitosa del mundo, siguiendo a Wagner9, que lo hace en Alemania pero con un paciente que luego fallece. Justo es también el primero en efectuar una laminectomía en un herido de bala5,7. Nicolás Repetto, siguiendo a Justo no sólo en la política sino también en la naciente cirugía del sistema nervioso, cumple con una función docente publicando sobre temas de la joven especialidad10-12.
El primer periodo se caracterizó porque quienes se internaron en la cirugía del sistema nervioso lo hicieron siguiendo un planteo intuitivo y tratando de desarrollar técnicas adecuadas para resolver problemas específicos, a veces anticipándose a lo que ocurría fuera de la Argentina.

Los iniciadores (1905-1925)

En este periodo aparecen cirujanos que se contactan con los Estados Unidos y con Europa y traen al país conocimientos y técnicas que se estaban desarrollando en el extranjero. Es así como Enrique Finochietto, maestro de la cirugía argentina, luego de visitar a Cushing, se interesa por la cirugía neurológica e introduce algunos aspectos propios de la neurocirugía13, ausentes en la entonces cirugía general, tales como la aspiración continua, la irrigación con suero salino del campo quirúrgico y los clips hemostáticos y diseña muchos instrumentos que incluso perduran actualmente. Participa activamente en distintos congresos médicos y aporta conceptos fundamentales en un tema que lo preocupa: "Tratamiento quirúrgico de los tumores cerebrales" (1917)7 e "Indicaciones y tratamiento de la hipertensión endocraneana" (1920)14. Interviene por primera vez en el país un vértigo de Meniére, según técnica de Dandy, seccionando la rama vestibular del VIII par por vía posterior, con curación del paciente, asistiendo en ese caso Germán Dickman como primer ayudante7. Nada describe mejor su inquietud por la incorporación de nuevos conocimientos que las palabras que pronunciara en el homenaje tributado a Cushing (mayo de 1940), en la Academia Nacional de Medicina: "Fue evidente para muchos cirujanos del mundo entero, la necesidad de modificar la técnica vernácula, eliminando hábitos peligrosos y adoptando otros de sentido racional"13. Mucho fue lo que aportó Finochietto, pero no fue el único. Eliseo Segura, luego de la visita del alemán Fedor Krause, inicia la cirugía hipofisaria transnasal15 llegando a consagrarse como "el más hábil cirujano de hipófisis por vía transnasal entre nosotros y en Europa"1. A estos iniciadores se suman nombres que dejaron su impronta en la cirugía argentina: José Arce, José María Jorge, Delfor del Valle, Julio Diez, Enrique Solé y Rodolfo Rivarola, este último de gran significación en la neurocirugía infantil.
En la misma época, en otras dos regiones de la Argentina, Córdoba y Rosario, también cirujanos de prestigio intentan abordar al ignoto sistema nervioso. En la primera, Carlos Allende realiza algunas intervenciones pero sólo "como expresión accidental de la tarea cotidiana"1 y, en Rosario, un reconocido cirujano, José Benjamín Ábalos, que posteriormente fue Ministro de Obras Públicas de la Nación, inició la neurocirugía realizando algunas operaciones mayores16. Es probable que estas grandes personalidades de la cirugía argentina tomaran conciencia, en esa época, que la neurocirugía se estaba delineando como una disciplina singular constituyendo progresivamente una rama independiente. Es así como, simultáneamente a mediados de la década del 20, Ernesto Dowling,
discípulo de Delfor del Valle y, Manuel Balado, discípulo de José Arce, parten para Estados Unidos a realizar entrenamiento exclusivo en neurocirugía. Dowling visita a Adson, Dandy, Frazier y Cushing de quien llega a ser primer ayudante. Balado elige la "Mayo Clinic" donde se entrena por dos años al lado de Adson.. Ambos vuelven al país siendo los primeros neurocirujanos dedicados por completo a la especialidad en Argentina y Sudamérica5.

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Los sistematizadores (1925-1950)
Con Dowling y Balado se inicia este período, el de los sistematizadores o de los Maestros de Escuelas Neuroquirúrgicas. Dowling vuelve en 1925 y se hace cargo de una Sección de Neurocirugía que Delfor del Valle creara en su Servicio de Cirugía del Hospital Piñeyro en Buenos Aires. Fue un cirujano metódico y detallista y sus enseñanzas se centraron en la necesidad de actuar con delicadeza y precisión inculcando un profundo respeto por el tejido noble. Sus inquietudes se expresaron en distintos campos: tumores encefálicos de la línea media, meningiomas pterionales, tumores medulares e hidatidosis cerebral, creando para esta patología una técnica de extracción en bloque que denominó "Parto Hidatídico"17. En 1937 se hizo cargo del Servicio de Neurocirugía creado en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires. Tuvo como colaboradores iniciales a Rafael Babbi ni y Salvador Viale. El primero tendría actuación ulterior y formaría escuela en la ciudad de Rosario y el segundo lo sucedería a Dowling en la Jefatura, accediendo al cargo de Profesor Adjunto de la Cátedra de Neurocirugía. Posteriormente se agregaron al Rivadavia Ernesto Dowling (h) y Hugo Galafassi, su actual jefe (con gran experiencia en neurinomas del acústico).
Balado vuelve en 1926 luego de completar su formación en la "Mayo Clinic". Se hace cargo de una Sección Neuroquirúrgica que Arce creara en el Instituto de Clínica Quirúrgica del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Desde un principio Balado introdujo los conocimientos adquiridos en el extranjero a su actividad cotidiana y pronto comprendió la necesidad del diagnóstico preciso para efectuar un tratamiento adecuado. Se preocupó por un aspecto semiológico de trascendencia: "La pupila en la hipertensión endocraneana"1, pero rápidamente se volcó al estudio y aplicación de la técnica recientemente ideada por Dandy de visualizar los ventrículos con contraste gaseoso destacando la importancia del reconocimiento y visualización del ventrículo medio o tercer ventrículo. Este trabajo lo realizó18 con la colaboración de su discípulo Ricardo Morea, de quien posteriormente se distanciará por razones circunstanciales. Este fue un trabajo de avanzada en el momento de su elaboración y bien lo deja sentado Balado en sus propia palabras refiriéndose a la imagen ventriculográfica del tercer ventrículo "...los ventrículos laterales han sido objeto de mayor número de investigaciones, debido a su tamaño y sus relaciones extensas. El ventrículo medio, deficientemente estudiado hasta ahora (véase la bibliografia), tiene una gran importancia en el diagnóstico de los tumores que asientan cerca de la silla turca". En ese trabajo los autores realizan, a través de las imágenes radiológicas, una minuciosa descripción anatómica de todas las estructuras vecinas al tercer ventrículo.
Pronto comprende Balado que el aire no da una definición suficiente y decide ensayar un medio de contraste positivo, el aceite yodado, que introduce por ventriculostomía directa, técnica que denomina inicialmente "Ventriculografia con lipiodol"19 y luego "Yodoventriculografia"20. La idea de utilizar el aceite yodado intraventricular le significó a los argentinos no pocos disgustos, según relataba Morea21, quien fuera denostado públicamente en un congreso internacional por defender la técnica, por considerarla una maniobra aberrante. Varias décadas después la ventriculografía positiva fue maniobra indispensable en las técnicas estereotácticas, tanto en Europa como en Estados Unidos y lo notable es que, buscando en las citas bibliográficas, sólo se halla mención ocasional del antecedente argentino.
En 1937 Balado fue designado Profesor Titular de Neurocirugía en la UBA, deviniendo de este modo en el primer Profesor de Neurocirugía en Sudamérica con dedicación exclusiva. Simultáneamente organiza y dirige el Servicio de Neurocirugía del Hospital Oftalmológico «Santa Lucía» donde crea, con las piezas anatómicas que personalmente se encargara de preservar, el Museo de Patología que persiste a la fecha, modelo que merecería mejor divulgación. Balado vivió poco, falleció a los 47 años, pero dejó una obra extensa e integral que cubrió el campo de la asistencia, la investigación y la docencia. Se destacó en la asistencia organizando la atención pública del Hospital de Clínicas, en la investigación, con la yodoventriculografia, la descripción de la aracnoiditis optoquiasmática22 y sus estudios sobre la vía óptica23. Sus aportes a la neuroftalmología fueron extensamente analizados en un enjundioso y documentado trabajo de los oftalmólogos JV Vozza y G Marcone24. En el último período de su vida se dedicó al desarrollo de la electroencefalografía25. La activi dad docente lo tuvo como paladín incondicional dándole estructura, solidez y continuidad a la cátedra. Tuvo a su lado discípulos que continuaron su obra y generaron escuela: Ramón Carrillo, Ricardo Morea, Manuel Oribe y Julio Ghersi.

La consolidación (1950-1977)
El cuarto período se inicia en una fase trascendente de la humanidad: Europa y los Estados Unidos se están restableciendo de las secuelas de la guerra y Argentina, que pierde el papel de "Granero del Mundo", entra en una fase de política de regulaciones estatales, que en la medicina se expresa por decisiones de tipo estatistas. En ese período ocurren transformaciones radicales en las concepciones sociales y, por ende, en la estructura de los servicios sanitarios y un efector indiscutible de estas transformaciones fue Ramón Carrillo. Sus datos biográficos están extraídos de un documentado trabajo de Arturo Carrillo.26 Ramón Carrillo nació en Santiago del Estero en 1906. Fue un estudiante brillante destacándose en la escuela secundaria donde obtuvo la medalla de oro al mejor bachiller. Cursó medicina en Buenos Aires y se graduó en 1929 con medalla de oro. Ingresó al Hospital de Clínicas donde trabajó con el Maestro José Arce, vinculándose con Manuel Balado.
En 1930 parte para Europa donde se dedica al estudio de la neuropatología, actividad que prosigue al lado de Pío del Río Hortega. En ese período trabaja a tiempo completo en el Clínicas, ya que como se lee en su biografía, durante el primer decenio de su graduación no tenía consultorio privado. Paralela a su actividad en el laboratorio, trabaja con Balado en la práctica asistencial. Su interés se vuelca inicialmente hacia el diagnóstico, participando, como ya se ha mencionado, en el desarrollo de la yodoventriculografía. Obtiene con esta obra27 el Premio Facultad en 1938.
En 1941 es designado Profesor Adjunto de Neurocirugía. De ese período datan sus estudios sobre las hernias cisternales, desde sus características anatómicas hasta su importancia clinicopatológica con sus implicancias terapéuticas28-30.
En 1943, luego de la desaparición de Balado, es designado por concurso Titular de Neurocirugía y Jefe de Neurocirugía del Hospital de Clínicas. Crea el Instituto de Neurocirugía que se asentará en un edificio legado originariamente para otro fin ("pabellón para tabéticos"), centro que se conocerá en el futuro como "Instituto «Costa Buero". Hacia allí se dirigieron médicos que luego se consagraron como figuras destacadas en algunas de las ramas de las neurociencias: patología, neurorradiología, clínica neurológica, neurocirugía. Entre estos últimos cabe mencionar a Manuel Oribe, Julio Ghersi, Fermín Barcala, Juan C. Christensen, Raúl Matera, Raúl Carrea, Roberto Chescotta, Horacio Casté, Francisco R. Perino, Lorenzo Amezúa, Aldo Martirio, Rogelio Driollet Laspiur, Arturo Carrillo, Santiago Carrillo, Marco A. Carrillo, Carlos Pardal y Enrique Pardal. Mientras que en las otras ramas cabe destacar los nombres de Esteban Adrogué, Ramón Pardal, Tomás Insausti, Ángel Cammarotta, Héctor Villar, Diego L. Outes, Julio C. Ortiz de Zárate, Eduardo Mendizábal, Manuel Zamboni y María Luisa Morete de Pardal. La reseña de todos estos nombres es de por sí elocuente. A ellos hay que agregar los que actuaron fuera del Costa Buero, en la capital y en el interior del país.
En 1945, Carrillo junto a Alejandro Schróeder (Uruguay), Eliseu Paglioli (Brasil) y Alfonso Asenso (Chile), participó en la fundación de los Congresos Sudamericanos de Neurocirugía, siendo Presidente del Tercer Congreso, realizado en Buenos Aires en 1949. Estos congresos fueron pioneros en la especialidad y se concretaron antes que los congresos mundiales, con un programa de reuniones bianuales. Pasaron a denominarse Latinoamericanos y luego Congresos de la FLANC y así continuaron hasta el presente. Argentina fue sede en 3 oportunidades y lo será nuevamente en el 2006.
En 1946 Carrillo es convocado para ocupar el cargo de Secretario de Estado de Salud Pública, con la misión de organizar la salud del país. Hasta el momento la salud era encarada bajo dos aspectos dispares, actividad privada o de beneficencia. La Secretaria fue elevada a la categoría de Ministerio en 1949 y Carrillo ocupó el cargo hasta 1954. Durante esos 8 años realizó una tarea monumental. Introdujo el concepto de la salud como derecho, dividiendo al país en regiones y creó instituciones responsables de la atención sanitaria. Su trabajo trascendió las fronteras e inspiró muchas de las reformas que luego se estructuraron en sitios distantes. Le tocaron vivir horas tumultuosas que lo obligaron a alejarse, falleciendo en 1956 en el exilio, donde vivió con pobreza franciscana. Su participación en un gobierno polémico hizo que su obra quedara oculta por la bruma y aún hoy muchos desconocen la importancia que Carrillo tuvo. Como consecuencia de su función pública se vio imposibilitado a dedicar tiempo a la neurocirugía por lo que lo reemplazó en la Dirección del Costa Buero Raúl Matera.
Matera demostró desde el principio una excelente habilidad quirúrgica y se rodeó de discípulos y amigos que luego descollaron, entre los que cabe destacar a Aldo Martino, Carlos y Enrique Pardal, hijos del destacado neurólogo Ramón Pardal, Rogelio Driollet Laspiur y Carlos Vázquez Villa. Al poco tiempo Matera comienza a dedicarse a la actividad política, en la que puso mucho énfasis, a veces sin ponderar las consecuencias. Esto le generó un sinnúmero de dificultades, tanto con sus pares como con su propio partido político. Acontecimientos políticos lo llevaron a su alejamiento del Costa Buero en 1955 al cual fue restituido por corto tiempo en 1973. En el interregno se dedicó a la neurocirugía en instituciones privadas. En una de ellas, el Hospital Británico, su hijo ocupó la Jefatura del Servicio de Neurocirugía y en la otra, el Hospital Italiano, desarrolló una intensa actividad teniendo a su lado a Fernando Knesevich, actual presidente de la Asociación Argentina de Neurocirugía (AANC) y a Rubén Tramontano, que fuera Presidente de la Sociedad Argentina de Neurocirugía, dependiente de la Asociación Médica Argentina (AMA). Tuvo también como discípulo a Jorge Cohen, consultor del Hospital Aeronáutico. En su actividad médica Matera gozó de gran popularidad, constituyendo en su momento, para el público general, el paradigma del neurocirujano. En una elección de autoridades nacionales se presentó, en una coalición extrapartidaria, como candidato a Presidente de la Nación. El gobierno que condujo a la Argentina en la década del 90 lo designó Secretario de Ciencia y Técnica de la Nación, cargo que ejerció hasta su defunción.
Ricardo Morea trabajó inicialmente con Balado y fue su primer colaborador. En 1938 fue designado Profesor Adjunto de Neurocirugía y en 1939 se hizo cargo interinamente de la cátedra31,32. Colaboró con Balado en la yodoventriculografía17 y realizó un estudio de anticipación sobre "La actividad bioeléctrica del encéfalo del gato"33, en el que mediante el aparato estereotáctico de Horsley-Clarke ubicaba electrodos en áreas del encéfalo, que luego confirmaba en los cortes anatómicos, registrando su actividad eléctrica. Este trabajo constituye probablemente uno de los primeros documentos de la actividad bioeléctrica de los núcleos grises. Por razones personales se aleja de la cátedra y en 1942 es nombrado Jefe en el Hospital Italiano donde organiza con criterio moderno un Servicio de Neurocirugía. Allí inicialmente colaboran con él Leo Rao, luego Gabriel Giusta (durante mas de dos décadas referente obligado en el Hospital Italiano) y José Raúl Giusso; posteriormente Hugo Alliani y Walter Nigri. En 1958 se hace cargo del Servicio de Neurocirugía del Hospital Municipal «Cosme Argerich», recibiendo la colaboración de Francisco R. Perino, León Turjanski, Julio Lyonnet y Fernando Silva.
Morea fue presidente del X Congreso Latinoamericano de Neurocirugía en 1963 y desde 1966 a 1975, Decano del Colegio Argentino de Neurocirujanos (CANC). Fundó, junto a Juan C. Christensen, Raúl Garrea, José Benaim, Carlos Cortelezzi, Mauricio Costal, Juan P. Recagno, Eduardo Saint Martin y Hugo Usarralde la Academia Argentina de Neurocirugía (ACADEN), entidad que por muchos años se destacó en el dictado de cursos de postgrado, orientados hacia la formación del neurocirujano y de la que fue también Decano32,34 hasta su fallecimiento, a los 86 años, en 1985. Ricardo Morea fue un hombre sencillo, de bajo perfil, de convicciones muy firmes y rígidas, que no dejaron de provocarle dificultades. Un aspecto poco conocido de él y que merece ser divulgado es su accionar como mecenas. No sólo en su campo específico, la neurocirugía, aportando equipamiento al Hospital Italiano y al Hospital Argerich (todo el instrumental inicial de microcirugía fue adquirido particularmente por él), sino también en áreas conexas: financió la edición de la monumental obra de Christofredo Jakob35, la Folia Neurobiológica Argentina, en la que se documentan cortes anatómicos del encéfalo en distintos planos, de sorprendente actualidad para la interpretación de los cortes tomográficos o de resonancia magnética.
Julio Lyonnet fue Decano de la Universidad de La Plata, tenía una sólida formación anatómica y divulgaba sus conocimientos con generosidad; trabajaron con él Daniel Brichetti y Fernando Silva.. Lyonnet y Silva constituyeron en su momento los paladines de la vía transoval para el tratamiento de la neuralgia del trigémino, logrando una casuística notable. Manuel Félix de Oribe era descendiente directo del general uruguayo Manuel de Oribe36. Nació en Buenos Aires y a la edad de 6 meses perdió ambos padres en un accidente. Fue criado por su abuela materna, hija de Lucio Meléndez, psiquiatra de gran prestigio en la época. Se graduó en medicina en 1932, a los 26 años. Inició su actividad en el Instituto de Cirugía del Clínicas trabajando a la par de Balado. Pasó posteriormente al Hospital «Santa Lucía» donde ocupó el cargo de Jefe Interino de Neurocirugía en 1939 y Titular en 1942, función que desempeñó hasta 1972. Actuó también en hospitales comunitarios donde cubría ampliamente el aspecto asistencial. A su lado trabajaron, entre otros, Jacobo Zimman, que simultáneamente concurría a la guardia del entonces Hospital Municipal «Guillermo Rawson», hermano del afamado neurólogo León Zimman, Lorenzo Amezúa y en los últimos tiempos Armando Basso. Oribe fue Profesor Adjunto de Neurocirugía, Interventor del Instituto de Neurocirugía «Costa Buero», sede de la Cátedra, en el período 1955/56, y Decano del CANC en 1974/75. Falleció en Buenos Aires en 1985.


Asistentes al X Congreso Latinamericano de Neurocirugía que presidió el Dr. Morea, Buenos Aires, 1963

Lorenzo Amezúa fue prácticamente el iniciador de la cirugía de la hipófisis y de base de cráneo y, en colaboración con un equipo de cirujanos plásticos hizo famosas sus intervenciones maratónicas de más de 12 horas de duración, particularmente en el Centro Gallego de Buenos Aires. En 1961 accedió al cargo de Profesor Adjunto de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la UBA. En 1975 fue designado Profesor Adjunto a cargo de la Segunda Cátedra de Neurocirugía recientemente creada37. Amezúa falleció joven, en 1976, a los 57 años, cortándose una carrera que estaba en plena realización.
Una personalidad singular fue la del Julio Alberto Ghersi38 . "Don Julio", como era conocido, nació en Buenos Aires en 1908 en el seno de una familia sencilla. Su primera vocación fue la ingeniería y esto explicaría su capacidad para la resolución de problemas prácticos. Se decidió finalmente por la medicina graduándose con diploma de honor. Se inició en la medicina interna concurriendo al Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, ejerciendo la medicina rural en un suburbio de Buenos Aires. Según palabras de Plot38 "todos los que pasamos a su lado hemos escuchado repetidamente sus anécdotas de las visitas nocturnas entre el barro y la lluvia, los partos a la madrugada, sus historias de guapos, malandras y enfrentamientos con coraje". En 1937 comienza a trabajar en el Hospital de Clínicas a las órdenes de Balado hasta su muerte en 1942. Un año después es designado para organizar un Servicio de Neurocirugía en el Instituto de Cirugía de la Provincia de Buenos Aires (Haedo) del que es nombrado Jefe en 1947. Allí desarrolla una actividad pionera en la especialidad en la que mostró su capacidad organizativa y su imaginación creadora. Fue acompañado entre otros por Nilo Piaquadío, Armando Costales, Fortunato Mayo, Jorge Saez Rivera, Jesús Alvarez Hernández, Julio Sardagna, Rómulo Mórtola, Jorge Murguiarte y Walter Saborido.
De ese período surge una iniciativa trascendente. Ghersi, Costales y César Burry (discípulo de J. C. Christensen) deciden crear, en una reunión en la Sociedad Médica de la Plata39 el 11 de julio de 1959, la "Sociedad de Neurocirugía de la Provincia de Buenos Aires", primer institución en el país integra-
da exclusivamente por neurocirujanos. La asamblea fundacional se realizó en la ciudad de Bahía Blanca el 14 de noviembre de 1959, y asistieron a la misma y firmaron el acta en calidad de Miembros Fundadores:40 Julio Ghersi, César Burry, Armando Costales, Jesús Alvarez Hernández, Eusebio Adorno, José Benaim, Pedro Brandt, Roberto Daneri, Martín Girado, Jorge Lambre, Antonio Parisi, Nilo Piaquadio, Reinaldo Rojas, Jorge Saez, Julio Sardagna, Mauricio Tabakman, León Turjanski y Hugo Usarralde. Fue elegido Ghersi como primer Presidente acompañándolo Burry en el cargo de Secretario. Esta sociedad continúa activa con jornadas anuales en Pinamar (Neuropinamar) y su actual presidente es Ricardo Prina. Simultáneamente Ghersí elabora la idea del CANC, inspirado en el "Board" americano. En reuniones realizadas en Buenos Aires, Rosario y Mendoza se concreta la creación del CANC y de la Asociación Argentina de Neurocirugía (AANC) con estructuras y funciones diferenciadas. Se estableció que el CANC tendría función normativa, fijando las condiciones necesarias para ejercer la especialidad con requerimientos que exigían antigüedad mínima, formación documentada, comportamiento ético y un examen de ingreso teórico-práctico que incluía una prueba quirúrgica. Inicialmente fue integrada por todos aquéllos que demostraran tener una antigüedad mayor a 7 años en el ejercicio activo de la especialidad, que se constituyeron en "Miembros del CANC", del seno del cual salieron los directivos encargados de conducirlo. Se fijaron sus autoridades en un Decano, que recaería en el neurocirujano más antiguo en actividad y hasta una edad de 75 años y una Comisión Directiva elegida por dos años en Asamblea. El primer Decano fue Ernesto Dowling. Un número integrado por 60 neurocirujanos ingresaron en forma directa, y a partir de entonces los demás lo hicieron mediante el examen establecido. Los tres primeros neurocirujanos que rindieron examen fueron Martín Girado, Carlos Pardal y Carlos Vázquez Villa.
El CANC fue la primera institución de su tipo que actuó en la Argentina y constituyó un modelo para muchas otras que se crearon posteriormente. La prueba quirúrgica fue suspendida en 1995 por razones de responsabilidad médica y reemplazada por la exigencia de la documentación de la actividad quirúrgica del candidato y por pruebas teóricas de contenido práctico, dirigidas a evaluar la experiencia del postulante en la realización personal de las intervenciones. La supresión de la prueba quirúrgica fue sentida por muchos como una verdadera pérdida, pero fue una necesidad acorde con la creciente penetración de los conceptos referidos a la mala praxis médica.
En la reunión de Mendoza de 1959 también se creó la AANC, con jurisdicción nacional, abocada a la actividad científica de los neurocirujanos. Se estableció la realización de congresos anuales que se desarrollarían en distintas regiones del país. Su primer cuerpo directivo estuvo integrado por Juan Albertengo (Rosario), Alberto Kaplan (Buenos Aires) y Aníbal González (Mendoza), en las funciones de Presidente, Secretario y Tesorero respectivamente y actuó en el bienio 1960-1961. La AANC fue tribuna de exposición de gran parte de la actividad científica de los neurocirujanos argentinos y motor de difusión y actualización de conocimientos con sus participantes nacionales y múltiples invitados extranjeros. Si bien posteriormente se crearon otras sociedades neuroquirúrgicas, una dependiente de la AMA, la Sociedad Argentina de Neurocirugía, y otras regionales en distintos puntos del país (Córdoba, Tucumán, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe, La Plata, etc.), la AANC es la única acreditada ante la World Federation y la FLANC.
Ghersi fue el germen de toda esa obra. Fue presidente de la AANC en el periodo 1963-1964 y Decano del CANC entre 1981 y 1986. En 1962 se crea el Servicio de Neurocirugía del Hospital Pirovano cuya jefatura gana. Organizó el servicio con criterio moderno y diseñó y concretó un quirófano de avanzada para esa época. Instaló un AOT biplano para angiografías cerebrales, único en ese momento en un ambiente municipal. Sus aportes a la neurocirugía fueron múltiples y se destacaron sus trabajos sobre la biomecánica de los desplazamientos en la cirugía de la fosa posterior Fue uno de los primeros en insistir sobre la necesidad de la reconstrucción perfecta de la apertura dural, para evitar la hernia descendente y las fístulas de LCR. Fue inventor de múltiples instrumentos quirúrgicos, todos expresión de la mentalidad eminentemente práctica del Maestro. En el Pirovano lo siguieron entre otros Horacio Plot, Juan F. Gruarín y Oscar Stelia. También creó y dirigió el Servicio de Neurocirugía del Hospital Naval de Buenos Aires. Allí tuvo como colaboradores a Miguel A. Brocanelliy Juan M. Geijo. En 1970 ganó el concurso de Profesor Titular de Neurocirugía de la Facultad de Medicina y el de Director del Instituto «Costa Buero». A su retiro por jubilación, fue designado Profesor Emérito. Falleció en 1996 a la edad de 88 años.
Germán H. Dickmann retornó a Argentina en 1937 luego de haberse entrenado con Dandy y en 1938 inició su actividad neuroquirúrgica en el recientemente creado Departamento de Neurocirugía de la Sala VI del Hospital Rawson. Allí intenta introducir las técnicas actualizadas de la naciente especialidad, como asimismo algunas aplicaciones experimentales en desarrollo como el tratamiento de las disquinesias mediante la cordotomía anterior41, interesándose también por el tratamiento quirúrgico de la epilepsia. Intervino el primer aneurisma diagnosticado en Argentina mediante ligadura de la carótida en el cuello. Fue el primer médico que obtuvo por concurso la designación de Médico de los Hospitales Municipales (de Bs. As.) en la categoría de Especialista en-Cirugía Neurológica7. Trabajó a su lado Alberto D. Kaplan, que luego realizara un período de entrenamiento con Earl Walker y fuera Jefe de Neurocirugía en el Hospital Israelita de Buenos Aires. En 1956 Dickmann es designado Titular Interino de la Cátedra de Neurocirugía y en 1960 Titular por concurso, cargo que mantuvo hasta su jubilación en 1970. Durante su actuación logró que la Neurocirugía fuera materia de pregrado42 con características similares a las otras materias y obligación de ser aprobada mediante examen. Tuvo allí como discípulo a Carlos Ottino quien se dedicara a la aplicación de radioisótopos con Osvaldo Betti y al tratamiento de la epilepsia y de los gliomas, siendo luego Director Interino del Costa Buero, accediendo por concurso al cargo de Profesor Adjunto y luego Profesor Consulto. También estuvieron en esa época Marta Villafañe, Raúl Insúa, Roberto Filippo, Armando Basso, Alfredo Sadi Prada, Horacio Verdaguer, Eduardo Ríos, Aldo Gentiliniy Ricardo Mella, entre otros. De esa época datan algunos nombres de residentes que luego descollaron en la especialidad: Silvia Berner, Santiago Condomí Alcorta, Ricardo Fernández, Alejandra Rabadan, Carlos García Salas, Pedro Giannotti y Jorge Sierra. Dickmann se empeñó en coordinar y centralizar en el Costa Buero la actividad de todos los integrantes de la cátedra. Una vez jubilado fue designado Profesor Emérito de Neurocirugía.
Mención especial debe hacerse de dos personalidades de trascendencia: Juan Carlos Christensen y Raúl Carrea. Ambos se iniciaron en el Hospital de Clínicas, pero luego partieron hacia el extranjero para completar su formación. Cuando regresaron fue grande su participación en el desarrollo de la neurocirugía. Raúl Carrea fue el impulsor, no sólo en Argentina, de la Neurocirugía Infantil como subespecialidad, siendo uno de los mentores más importantes de la creación de la ISPN (Sociedad Internacional de Neurocirugía Pediátrica). En su Servicio de Neurocirugía Infantil del Hospital de Niños, que dirigió por muchos años, impuso el concepto de la rigurosidad científica, plasmada en la seriedad de sus trabajos y presentaciones, rigurosidad que transmitió a sus seguidores. Incursionó en la neurofisiología organizando un laboratorio en el que trabajaron Horacio Encabo y Horacio García. Carrea colaboró en la creación y fugaz vida de "Acta Neurológica Latinoamericana". Creó el Boletín de la AANC e introdujo la Tomografía Computada en Argentina. Su Servicio del Hospital de Niños llegó a tener trascendencia internacional. En él se formaron neurocirujanos que luego se dispersaron por todo el ámbito nacional, algunos dedicándose a una especialidad conexa o encarando también la neurocirugía de adultos, como lo hacía también el propio Carrea. Fueron sus discípulos iniciales Martín Girado, Pedro Brandt, H. Burlo, Gustavo Shuster, Oscar González Monteagudoy Alberto Eurnekian. Entre los discípulos ulteriores cabe mencionar a Jorge Monges, Pedro Picco, Juan Guevara, H.J. Bunge, Eduardo Karol, Pedro Lylyk, el neurólogo Ramón Leiguarda,Julio C. Suárez, radicado en Córdoba y ex presidente de la AANC y Guillermo Ajler. Sibien esta nómina, seguro incompleta, debe tomarse sólo a título enunciativo dado que la historia de la neurocirugía pediátrica ha sido desarrollada por Jorge Monges43, Profesor Asociado de Neurocirugía Pediátrica y ex Jefe de Neurocirugía del Hospital Pediátrico «Juan Garra-han» en Buenos Aires, actualmente a cargo de Graciela Zúccaro. Muchos de estos nombres dejaron su impronta en la neurocirugía argentina. Bunge instala la primer "Gamma Unit" en Sudamérica y lo siguen Alberto Chinela y Julio C. Antico. Leiguarda dirige el FLENI que progresivamente se ha convertido en un hospital privado polivalente de gran magnitud y trascendencia. Lylyk da un extraordinario impulso a la cirugía endovascular, Picco es el Jefe de Neurocirugía del Hospital Pediátrico «Ricardo Gutiérrez», Guevara es Jefe de Neurocirugía del Hospital Fernández, Karol Editor de la World Federation, Ajler Jefe de Neurocirugía del Hospital Pediátrico «Pedro de Elizalde», en el que desde el inicio cuenta con la colaboración de N. M. López Ramos.
Juan Carlos Christensen44 en 1938, a los 24 años de edad gana la Beca Príncipe de Gales para estudiar neurofisiología en Oxford y con el apoyo y sugerencia de Balado extiende su interés hacia la neurocirugía realizando un entrenamiento con Hugh Cairns y Norman Dott hasta setiembre de 1943. En esa fecha y en plena guerra, se traslada a Estados Unidos donde visita y ve operar a: Penfield, Dandy, Mc Kenzie, Pool, Walker, Adsony Sachs. En el servicio de Sachs en Saint Louis se encontró con otro argentino de Córdoba, Ernesto M. Osácar, que estaba haciendo su entrenamiento y luego sería motor del desarrollo de la neurocirugía argentina mediterránea como se verá más adelante. Christensen vuelve al país en el 43 y se reincorpora al Clínicas. Ya desde el primer momento demuestra gran habilidad quirúrgica y arrojo para encarar complicadas operaciones. En 1945 opta por retirarse del Clínicas ante sugerencias de apoyo incondicional "en todo sentido incluso el político"44 (PP. 163) a las autoridades de entonces. En el año 1946 ingresó al Hospital Rawson y allí inició una carrera incesante de difusión de la especialidad. Creó servicios en hospitales públicos y privados. Entre los primeros, el del mismo Rawson y el del Hospital Fiorito del que rápidamente se hiciera cargo uno de sus discípulos Hugo Usarralde que a su vez creara allí escuela. Entre los segundos, el Hospital Británico, el Hospital Alemán y el Hospital Francés. En este último creó el Centro Neurológico y Neuroquirúrgico que tomó una trascendencia que aún mantiene. Con Christensen trabajaron44,45 en esos primeros tiempos, F.L. Kerr que emigró posteriormente a EE.UU., Roberto Chescotta radicado luego en Mendoza, Hugo Usarralde, Eduardo Saint Martín quien lo sucediera en el Francés y César Burry. Otro discípulo, David Parvis se dedicó a la neurorradiología. Posteriormente se sumaron Julio Giménez Arce (Mar del Plata), Luis Torres, Américo Villagarcía, H. Rostan, René Franco (Ecuador), Aníbal Grangeat, Guillermo Raglia (La Plata), Alberto Cavalli, César Ara (Paraná), Raúl Frugoni, Horacio Fontana (destacado por sus trabajos en neuroanatomía, su ámbito corresponde a la zona de San Isidro y colabora con él Héctor Belzitti; actualmente es uno de los Secretarios de Redacción de la Revista Argentina de Neurocirugía), Anselmo Rodríguez Lofredo (actual Jefe del Hospital Francés) y Hugo Sottile (Misiones).
En su último período Christensen fue Jefe del Hospital Italiano y allí tuvo como colaboradores a Walter Nigri (Prof. Titular de Neurocirugía en Corrientes) y Hugo Zampieri, entre otros. Chistensen formó una escuela con características definidas y a sus discípulos siempre se los reconoció como pertenecientes a ella. Tuvo importante actuación internacional y organizó en Argentina en el año 1972 la Conferencia Internacional de Neurotraumatología del Capítulo respectivo de la "World Federation", cuyos trabajos fueron objeto de un volumen en edición bilingüe46. En los últimos tiempos, retirado de la neurocirugía, se dedicó a la escritura en campos dispares, publicando dos libros, uno sobre historia argentina47 de corte revisionista, y otro sobre Física Planetaria" en la que discute algunos de los planteos de la teoría de Newton. Falleció en mayo de 2003.
Eduardo Saint Martín, hombre bonachón y calmo, tuvo la desgracia de sufrir un traumatismo raquimedular cervical que le imposibilitó continuar operando. No obstante había despertado tal respeto en el medio y sus colaboradores (entre ellos Rodríguez Lofredo) que siguió siendo Jefe de Neurocirugía del Francés hasta prácticamente su fallecimiento.
Hugo Usarralde, el "Vasco Testarudo", como él mismo gustaba llamarse, ingresó a trabajar con Christensen en la misma época que Saint Martín, de quien era un entrañable amigo. Fue Jefe de Neurocirugía del Hospital Fiorito de Avellaneda. Solía operar con la asistencia anestesiológica de su esposa, la Dra. Beatriz Enz, con quien firmó muchos de sus trabajos científicos. Era un cirujano dedicado con una admirable relación médico-paciente retribuida con el afecto que le expresaban pacientes y familiares. En el Fiorito tuvo discípulos que lo siguieron: Nelson Moncaut (abocado actualmente a la cirugía endoscópica), Salvador Sellés (fue presidente de la AANC) y Raúl Nakasone. Poseía una cultura muy vasta y en su domicilio tenía una extensa biblioteca abierta a quienes necesitaran consultarla. Quien esto escribe de él aprendió mucho y con él fundó, en el año 1984, la Revista Argentina de Neurocirugía, recibiendo su colaboración como coeditor hasta su deceso en 1990.
César Burry en el año 1958 se traslada a La Plata deviniendo Prof. Titular de Neurología y Neurocirugía en la Universidad Nacional de esa ciudad. Burry también formó escuela, teniendo como colaborador actual a su hijo Guillermo. Personalidad respetada en todos los ambientes en el año 2002 la Sociedad Médica de La Plata y la Sociedad de Cirugía de la Plata le confirieron el título de "Maestro de Especialidades Médicas - Neurocirugía". Además de su participación en la creación del CANC49, recientemente fue su Decano.
Otra personalidad importante fue Aldo Martino. Actuó en el Costa Buero y en el Hospital Ferroviario y luego en el Hospital Militar Central. Fue un hábil y sereno neurocirujano. Su conocida ecuanimidad le valió que siempre se lo consultase ante situaciones conflictivas. Fue Profesor Adjunto de la Facultad de Medicina de la UBA y estuvo a cargo de la Cátedra y de la Dirección del Costa Buero. Fue Presidente de la AANC y Decano del CANC. Entre sus discípulos se encuentran Horacio Dillon, Ezequiel González. E. Pascualini y su hijo Aldo, quien continúa su estela desempeñando una intensa actividad asistencial y societaria.
A principios de la década del 50 tres neurocirujanos que se habían entrenado en Chile en el Instituto que dirigía Alfonso Asenjo retornan a la Argentina: Francisco Rubén Perino, José Benaimy Juan Pablo Recagno Cepeda, los dos primeros en Buenos Aires y el tercero en Rosario.
Francisco R. Perino desarrolló su actividad en el Costa Buero. Simultáneamente fue el neurocirujano de distintas obras sociales, entre las que cabe mencionar Fabricaciones Militares. Demostró en un principio predilección por la cirugía de los nervios periféricos y fue motor de su conocimiento y divulgación, siendo de algún modo precursor de la subespecialización que aparecería posteriormente. En enero de 1960 ganó el concurso de Médico Asistente del Servicio de Neurocirugía del Hospital Municipal «Cosme Argerich» que había sido creado por Fermín Barcala pero nunca puesto en funcionamiento antes y que en ese momento dirigía Ricardo Morea. Quien esto escribe también concurría entonces al Servicio de Morea, pero en calidad de Médico en Comisión desde el Servicio de Cirugía del mismo Hospital por autorización expresa de su Jefe, Arnaldo Yódice. Del Argerich Perino pasó al Hospital Alvear. Allí tuvo como colaboradores a Horacio Plot (corto tiempo), a Carlos Buduba (fuerte impulsor de la cirugía de revascularización témporosilviana y posteriormente Jefe del Hospital Militar Central), a Juan F. Gruarín (actualmente Jefe del Hospital Churruca), a Eugenio Zadorecki y a Ricardo Schillaci entre otros. En el año 1977, en su carácter de Profesor Adjunto a cargo de la la Cátedra de Neurocirugía, cumplió la función de Director del Costa Buero hasta su jubilación. Perino fue una personalidad polémica, y durante su gestión introdujo las pruebas de elección múltiple para la evaluación de los alumnos de neurocirugía, rápidamente abandonadas. Eran famosos los carteles con aforismos que impregnaban su escritorio y que utilizaba para ejemplificar. Lo apasionaba la historia de la medicina y fruto de esta dedicación lo constituyen sus numerosas publicaciones, entre las que se encuentra la mencionada en la bibliografía, reiteradamente consultada para la elaboración de este trabajo.
José Benaim, Maestro de quien esto escribe, fue un hombre cabal. Se inició como cirujano en el Servicio de Cirugía del Hospital Argerich que dirigía Arnaldo Yódice y quien le sugirió, por la afición que demostrara, se dedicase de lleno a la neurocirugía, sugiriéndole una estadía en Chile. Luego de su entrenamiento inicial se presentó y ganó una Beca del Gobierno de Francia para completar su formación en París, en el Servicio de Petit Dutaillis, donde trabajó al lado de Gerard Guiot. Una vez de regreso Yódice le encomendó la creación de una Sección de Neurocirugía en su Servicio50. Allí trabajó activamente. A su lado se iniciaron dos jóvenes médicos que rápidamente se trasladaron al extranjero, Juan Carlos Písarello y Luis Shut, descollando ambos en sus respectivos lugares de trabajo. A pesar del corto tiempo pasado con él, ambos siempre lo reconocieron como Maestro y así lo expresaron en cada una de sus esporádicas visitas a la Argentina. A la partida de ambos entró a trabajar con Benaim quien esto escribe. En 1956 Benaim ganó por concurso la Jefatura del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Policlinico «Ricardo Finochietto», ubicado en Avellaneda. Fue un docente nato, pero su rebeldía le impidió completar la adscripción en la Facultad, por lo que fue designado Docente Libre, haciéndose cargo de la docencia de pregrado. Organizó multitud de cursos de postgrado. Consideraba que el diagnóstico correcto era la base del éxito de la cirugía por lo se convirtió en un propulsor de la neurorradiología como subespecialidad. A su lado trabajaron Antonio Parisi, León Turjanski y posteriormente Jorge Salvat, Enrique Bellman, Rodolfo Posik, Nicolás Arranz, Guillermo Estefan, Oscar Castro, Marcelo Platas (actual Jefe del Servicio). Durante su jefatura promovió la concurrencia de los médicos que se formaban con él, a distintos centros de Francia. De este modo envió sus discípulos a Amiens con Galibert y Deramond, a Tours con Georgette y a Lyon con Mme. Fischer51. Creó, como ya se comentó la ACADEN y fue Decano del CANC. Benaim tuvo un traspié, y le significó no pocos disgustos. Cuando delegado argentino en una asamblea de la World Federation en Japón, rechazó la nominación de la Argentina como sede de un Congreso Mundial por temor a la manipulación política que el creyó podría ocurrir, dados los antecedentes del partido gobernante y con el que no comulgaba. Murió en una forma muy particular. Durante un Congreso de Neurocirugía de la Pcia. de Buenos Aires y mientras exponía en verso (era su afición) la historia de la neurocirugía y sus actores en esa provincia. Se llevó como última imagen el reconocimiento y la simpatía de sus discípulos y amigos.
Rogelio Driollet Laspiur fue un neurocirujano excepcionalmente dotado, con una sólida base de neuroanatomía, neurofisiología y neuropatología. Con el neurólogo Diego Outes publicó un considerable número de trabajos, no sólo de observación clínica sino también de especulación interpretativa. Es interesante destacar que en esos trabajos, al principio, negaba la posibilidad teórica de obtener beneficio con las técnicas ablativas. Sin embargo no tardó mucho en aceptarlas transformándose en pionero al encarar rápidamente el tratamiento de las disquinesias con técnicas estereotácticas utilizando el aparato de Riechert-Hasler. Fue Profesor Adjunto de Neurocirugía y director del Costa Buero. Entre sus discípulos se destacó Jorge Oviedo actual Profesor Adjunto y Jefe del Hospital Alemán donde trabaja con Daniel D'Osvaldo.
Los hermanos Pardal constituyeron dos polos opuestos. Carlos, buen cirujano, introvertido, siempre actuó ofreciendo un perfil bajo. Fue Director del Costa Buero, siempre dispuesto a resolver todos los problemas que le planteaban. A su lado trabajaron Daniel D'Osvaldo y Julio Antico., entre otros. Es Profesor Adjunto jubilado. Enrique, por el contrario, extrovertido, era dueño de una personalidad avasalladora. Se formó en Suecia con Olivecrona y Norlen, en Viena con Krauss y en Zürich con Yasargil52. En el año 1987 fue designado por concurso Profesor Titular de la 2a Cátedra de Neurocirugía que había quedado vacante luego del fallecimiento de Raúl Carrea. La sede de la cátedra estaba ubicada en el Instituto de Neurocirugía y Neurología del Sanatorio Mitre, donde tuvo por colaboradores a Ricardo Schillaci y Alejandra Rabadán (actual Jefa del Hospital Italiano y con intensa actividad docente en la que se destaca por la aplicación de técnicas modernas de educación a distancia) y posteriormente su hijo Darío. Sus aportes fueron numerosos. Pionero en la cirugía de la hipófisis, en la revascularización cerebral y en la columna cervical por vía anterior. Se suele comentar, sin que medie confirmación, que él fue el primero en operar un aneurisma por vía intracraneana en Argentina. Desde 1991 hasta su fallecimiento, al año siguiente, se hizo cargo de la la Cátedra de Neurocirugía y de la Jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Clínicas.
De la misma época data la figura de Martín Girado Se inició en la neurocirugía pediátrica con Raúl Carrea, pero luego de una estadía en EE.UU. y una vez en el país, se dedicó tanto a la cirugía infantil como a la del adulto. Actuó en el Hospital de Niños, en el Hospital Muñiz, en la antigua Casa Cuna y fue Jefe de Neurocirugía del Hospital Posadas y del Hospital Italiano. Trabajaron a su lado en las distintas instituciones Guillermo Ajler (actual jefe del Hospital de Pediatría «Pedro del Elizalde»), Ivo Malach, Roberto Lagos, Beatriz Pazos, Cosme Argerich (en Bariloche), Eduardo Bava (Hospital Gervasio Posadas) y Javier Gardella. Girado llevó a cabo una experiencia que auguraba resultados interesantes pero que lamentablemente no se cumplieron: el tratamiento de las metástasis espinales de los meduloblastomas en los niños mediante la inyección intratecal de un coloide radioactivo. Girado fue siempre considerado un referente en la cirugía de los aneurismas. Actualmente es el Decano del CANC y debe mencionarse entre sus logros el haber conseguido, junto con sus colaboradores, Horacio Belzitti, Franco Gruaríny Ricardo Schrek, que el Colegio sea reconocido por otras Instituciones de relevancia, como la AMA, la Secretaría de Salud Pública de la Nación y de la Pcia. de Buenos Aires y la Facultad de Medicina de la UBA, como el referente principal para establecer las normas para la acreditación y control del ejercicio de la especialidad. Pero no sólo la neurocirugía le interesa. La música y la pintura lo tienen entre sus adeptos, habiendo participado en múltiples exposiciones.
Simultáneamente con el desarrollo en la capital se extiende la neurocirugía por el interior del país. En la Provincia de Santa Fe53, en Rosario, a principios del siglo XX actuó José Benjamín Ábalos, integrando el grupo de los iniciadores, como ya se mencionó. Pero fue Rafael Babbini quien comenzó realmente la especialidad. Cirujano general durante varios años, en la década del 30 fue a Buenos Aires a trabajar con Dowling y en un corto tiempo se capacitó y se convirtió en el especialista de Rosario. Entre 1950 y 1960 el Dr. Babbini se trasladaba desde la ciudad de Rosario para efectuar operaciones de psicocirugía (lobotomía prefrontal) a pacientes del Hospital Psiquiátrico de Santa Fe. El Hospital Saenz Peña y el Italiano Garibaldi de Rosario fueron los lugares donde ejerció con sus colaboradores, Juan B. Albertengo y Raúl Barcelone quien, después de muchos años, lo sucediera en el Hospital Italiano. Por esos años hacía sus primeras armas Luis F. Diez, quien con su espíritu inquieto se había iniciado en el capítulo de los nervios periféricos abarcando después toda la especialidad. Su lugar de trabajo fue el Hospital Español, trabajó con Lionel Garrote quien lo sucedió en el servicio por varios años, hasta que renunció siendo suplantado por Juan Pablo Recagno Cepeda. Este hizo su entrenamiento en Chile en el Instituto de Asenjo, completando luego su formación con Christensen y Carrea en Buenos Aires. Luego, en Rosario, actuó en varios centros siendo llamado por Enrique Roncoroni para asumir la jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital Central Marcelino Freyre de esa ciudad. Por ese tiempo se incorporó a la Cátedra de Neurología hasta que se creara la Cátedra de Neurocirugía que ocupó Garrote. En esa época se agregaron al equipo Néstor Renzi, Francisco Boyle y Oscar. Alexenicer. Posteriormente Guillermo Recagno Cepeda y por corto tiempo Angel Viruega. Viruega accede al cargo de Profesor Adjunto y en su actividad pone especial énfasis en la técnica de la revascularización cerebral mediante el "by-pass" de alto flujo, actividad en la que descolla como autoridad máxima en el país y fuera de él. Amado Hadad se especializó en neurocirugía bajo la dirección de Poppen en la "Lahey Clinic" de Boston. Al regreso trabajó en el Sanatorio Parque, compartiendo su actividad con Pedro W. Tejerina, que se había iniciado en el Servicio de Neurocirugía del Hospital Central de Montevideo bajo la dirección de Román Arana Iñiguez. Actualmente son cerca de 50 los neurocirujanos inscriptos en Rosario.
Hasta el año 1962 Santa Fe no tenía neurocirujano y sólo recibía visitas ocasionales de neurocirujanos de Rosario, como ya se mencionó. En el año 1962 Elsio Bochiardo se radicó en Santa Fe desarrollando la especialidad en todos sus aspectos. Bocchiardo53 se formó en Córdoba con Manuel Albarenque en el Hospital Italiano, la Cátedra de Neurocirugía y el Hospital Privado de aquella ciudad. Antes de trasladarse a Santa Fe efectuó una pasantía en el Instituto de Neurocirugía de Chile. En 1963 y 1964 creó con Benito Langhi el Servicio de Neurología y Neurocirugía del hoy Hospital José María Cullen y el Instituto Neuroquirúrgico de Santa Fe. Bocchiardo fue sumando a su equipo a José L. Béguelin (fallecido en 2003), Martín Romero, Carlos Gayoso, Alfredo Vera y a su hijo Jorge, quienes se formaron a su lado. Martín Romero hizo un entrenamiento previo con Babbini en Rosario y Vera cursó una beca que le permitió concretar su formación neurorradiológica con Giovanni Ruggiero en Bologna, Italia. En 1974 se creó la Residencia de Neurocirugía en el Servicio Hospitalario. Bochiardo fue presidente de la AANC y vicedecano del CANC. Falleció54 a principios del 2003.
En Córdoba la historia55 de la neurocirugía comienza en el Servicio de Cirugía General del Hospital Nacional de Clínicas, cuyo Jefe era el Profesor de Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, don Juan Martín Allende, un verdadero Maestro. Allende fue sugiriendo a sus discípulos las especialidades quirúrgicas del futuro, de acuerdo a las condiciones, habilidades e intereses de cada uno. Con ese espíritu indujo a Manuel Albarenque a dedicarse a la neurocirugía, quien logró una Beca de la Fundación Rockefeller para realizar su formación neuroquirúrgica en el Barnes Hospital de Saint Louis, con Ernest Sachs, durante los años 1942-1943. Finalizado ese periodo Albarenque visitó con posterioridad los Servicios de Dandy en Baltimore, Naffziger en San Francisco y Pitt en el Instituto Neurológico de Nueva York. A su regreso a fines de 1944 defendió su Tesis Doctoral, sobre "La iodoventriculografía en las afecciones hipertensivas endocraneanas" la que fue calificada con sobresaliente. En 1945 obtuvo la venia de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba para dictar un Curso Libre de Neurocirugía y recién en 1956 se crea la Cátedra de Neurocirugía, siendo designado, por concurso, como su primer Profesor Titular. Sus discípulos fueron los Guido Gabriel Gioino, Elsio Bochiardo, Carlos Gotusso, Juan Manuel Barbeito, Gustavo Berti y Bernardo Monchamp. A fines de 1956 se incorporan a la Cátedra de Neurocirugía Federico J. Viñas y Federico Ruggieri.
Federico J. Viñas se había entrenado como neurocirujano infantil con el Dr. Picaza, en La Habana, Cuba, durante los años 1954 y 1955, visitando en 1956 el Servicio de Poppen, en los Estados Unidos y el Servicio de Neurorradiología de Lindgren, en Estocolmo, Suecia. En agosto de 1957 fue designado Jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Niños de la Ciudad de Córdoba, y en el año 1984 fue nombrado, por concurso, Profesor Titular de Neurocirugía, cargo que desempeñó hasta su jubilación en 1988. Fue autor de numerosos trabajos relacionados con la patología pediátrica y publicados en revistas nacionales e internacionales, entre los cuales cabe mencionar su tesis doctoral sobre hidrocefalia, defendida en 1960, siendo aprobada con la calificación de sobresaliente. Sus discípulos fueron Pedro Barrionuevo, Manuel Dujovny y Julio César Suárez. Este último es quien lo sucediera en la Jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Niños de Córdoba, al jubilarse en 1988. Federico Ruggeri se había formado en el Instituto Costa Buero, cuando era director interino el Dr. Raúl Matera. Fue Profesor Encargado Interino en la Cátedra de Neurocirugía de la Universidad Nacional de Córdoba entre 1980 y 1984.
Guido G. Gioino, discípulo de Albarenque, completó su formación neuroquirúrgica en el Instituto de Neurocirugía de Santiago de Chile, bajo la Dirección de Asen», y posteriormente fue becado para especializarse en Neurocirugía Estereotáctica, especialmente en Cirugía de los Movimientos Anormales, con Irwing Cooper, con quien trabajó en los Estados Unidos desde 1959 hasta 1962 inclusive. Gioino fue pionero no sólo en el tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Parkinson, sino también en otras ramas de la neurocirugía, tales como la microneurocirugía, la cirugía vasculoencefálica, entre la que debemos mencionar la cirugía de carótida, de los aneurismas y de las malformaciones arteriovenosas intracraneanas, la cirugía de los tumores del ángulo pontocerebeloso, entre otras. Sus trabajos fueron publicados en revistas nacionales y extranjeras. Sus discípulos son Jorge Cancina, Marcelo Kohan, José Manuel Martínez Ottonello, Angel Melchior, Vicente Oddo, Marcelo Olivero, y su hijo Carlos, dedicado actualmente a la cirugía endovascular donde se desempeña con merecido prestigio. No puede dejar de mencionarse que Carlos vivió, en relación con la salud, una situación dramática que llevó a su padre a decidirse a actuar en la emergencia, actitud coronada con total éxito. Guido Gioino falleció recientemente56
Otro discípulo de Juan Martín Allende que se especializó en neurocirugía fue Ernesto Martín Osácar quien se entrenó con Poppen en los Estados Unidos durante los años 1945 y 1946, incorporándose a su regreso a la Cátedra de Anatomía Topográfica de la Universidad Nacional de Córdoba, llegando a ser Profesor Titular de la misma a fines de la década del 60. Previamente, en 1956, había ganado por concurso la Jefatura del Servicio de Neurocirugía en el Hospital Córdoba, que funcionaba dentro del Instituto Provincial de Neurología y Neurocirugía, cargo que desempeñó hasta su jubilación. Sus discípulos fueron Jorge Díaz Moya no, José Antonio Crespo, Manuel Ferrer y Luis Millet. Los dos primeros lo sucedieron en la Jefatura del Servicio antes mencionado. Con ellos se formaron Gerardo Campos, Hugo Cocea, Eduardo Teófilo Martínez y Francisco Papalini, quien se desempeña actualmente como jefe de dicho servicio, desde la jubilación de Crespo en 1995.
En 1971 llegó a Córdoba el Julio César Suárez, quien se había entrenado en la ciudad de Buenos Aires, con el Raúl Garrea, durante los años 1967/70, defendiendo, ese mismo año, su tesis doctoral sobre craneosinostosis, calificada con sobresaliente. Posteriormente fue designado, por concurso, en abril de 1972, Jefe y Fundador del Servicio de Neurocirugía del Hospital Infantil Municipal de la Ciudad de Córdoba. Sus discípulos son Pantaleón Saladino, Juan Carlos Viano, Enrique José Herrera, Ivan Aznar y Ariel Orona. Es autor de numerosos trabajos, publicados en revistas nacionales e internacionales, y se desempeña como Profesor Adjunto de Neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Córdoba desde 1974. Entre sus trabajos caben mencionar: gliomas opticos en la infancia (1971), quistes porencefálicos congénitos con hidrocefalia, cirugía de los tumores de tronco cerebral, y braquiterapia intersticial con yodo125 en los gliomas de bajo grado en la infancia. Fue presidente de la AANC y es Editor Consultor de la Revista Argentina de Neurocirugía.
En la Provincia de Mendoza los primeros intentos neuroquirúrgicos fueron realizados por cirujanos generales que aplicaron sus habilidades a la patología traumática craneoencefálica. Fürst relata que "testimonios vivientes de estas intervenciones son ancianos craniectomizados que en la jerga folklórica se los señalaba como melones calados57". En el año 1952 llega a esa provincia Roberto Chescotta e inicia su actividad en el Hospital Provincial de la Ciudad de Mendoza. En ese período es asistido por dos médicos locales, Rodolfo G. Manzano y Carlos Ávila. Chescota demostró rápidamente notables condiciones quirúrgicas interesándose de entrada especialmente por la Neurocirugía funcional que practicaba en el Hospital Psiquiátrico «El Sauce». Poco tiempo después llegó de Buenos Aires G. Camblor, su amigo y con quien se asoció para la labor neuroquirúrgica. A fines del 50 Chescotta dejó la provincia para hacer su entrenamiento en cirugía estereotáctica en Suecia con Lars Leksell.
Poco tiempo después de la llegada de Chescotta llegó también a Mendoza Aníbal González, que provenía de Córdoba y se había especializado en los Estados Unidos. Pronto se hizo cargo de la Cátedra de Neurología de la Universidad Nacional de Cuyo. Fue Profesor Titular yJefe del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Central hasta su retiro. A su lado se formaron o iniciaron su formación un número importante de neurocirujanos: Hugo Ozán, Hermite Ojeda, Federico Bonino, José Figueroa, Bernardo Odóriz, Miguel Conoscente, José Abdala y Alejandro Marcovecchio. Al mismo tiempo llegaron a Mendoza los herma nos Celman y Daniel Sejanovich para agregarse después Oscar Stern. Los tres eran oriundos de la provincia de Entre Ríos e hicieron su formación de postgrado en Pensylvania, Oklahoma y Tenesee en EE. UU. Daniel Sejanovich se dedicó a la neurocirugía pediátrica campo en que descolló; Celman dio impulso a la cirugía funcional. A finales de la década del 70 se incorporó un grupo de neurocirujanos que habían completado su formación en otros centros. José Figueroa había completado su formación en el Instituto de Neurología y Neurocirugía de Montevideo, bajo la dirección de Román Arana Iñiguez; actuó como Presidente de la Asociación de Neurocirujanos de Mendoza. Carlos Pesce hizo su entrenamiento en el Hospital de Niños de Buenos Aires bajo la dirección de Raúl Carrea; actualmente es el Jefe del Servicio del Hospital de Pediatría Dr. Humberto Notti, un moderno centro de alta complejidad inaugurado en la década del 90. Miguel Conoscente completó su entrenamiento en el Instituto de Neurocirugía de Chile y a su regreso se incorporó a la Cátedra de Aníbal González. Bernardo Odóriz completó su formación en Madrid con Obrador Alcalde, en París con Guiot y en Inglaterra con Hankinson; actualmente se desempeña como neurocirujano del Hospital Central y Profesor Adjunto a cargo de la Cátedra de la especialidad en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Jorge E. Fürst inició su formación en Mendoza con Sejanovich y Stern, para luego hacer la residencia bajo la dirección de Ghersi. En Mendoza se reincorporó al Hospital Provincial. Actualmente es el Jefe del Hospital Central. Fürst tuvo activa participación en la instalación y mantenimiento del programa de residencia, que permitió la formación de nuevos neurocirujanos que actúan hoy día en Cuyo. Guillermo Estefan hizo su residencia bajo la dirección de José Benaim demostrando interés particular en la cirugía espinal; actualmente trabaja en el Hospital El Carmen y una de sus últimas inquietudes fue dar impulso a la Cirugía Endovascular en Mendoza, con la colaboración de Roxana Ceratto, quien realizó entrenamiento con Lylyk. Algo más recientemente se han incorporado Víctor Chávez formado en Buenos Aires y José Abdala, formado en el Instituto de Neurocirugía de Chile. Es interesante resaltar que en su relato, Fürst hace mención del "fantástico" avance de la neurocirugía en esa provincia desde los "protoneurocirujanos" de entonces hasta la situación actual57.
En el noroeste argentino Tucumán es la provincia que mayor preponderancia toma en el desarrollo de la neurocirugía. En los albores de la década del 50, un grupo de visionarios, psiquiatras y neurólogos en su mayoría, proyectaban la inquietud de poder disponer en nuestro medio, de neurocirujanos, dada la necesidad de asistencia quirúrgica, teniendo en cuenta el aumento de la densidad poblacional58. Mucho les preocupaba, especialmente, el aumento de pacientes neurotraumatizados, ante el incremento de la mecanización y el auge de la actividad principal de la provincia, la industrialización del azúcar. Es así como algunas personalidades fueron propulsoras del desarrollo de la neurocirugía. Entre ellas cabe mencionar a Juan Dalma, Raúl Doz Costa, Carlos Rodríguez Celada, Rafael Sanchis y Mijail Neme, quienes actuaron como iniciadores. Pero quienes introducen efectivamente la especialidad en Tucumán, los consolidadores, son dos personalidades, que en un gesto que los distingue deciden aunar esfuerzos para un objetivo común. Mauricio Costal oriundo de Rosario, fue discípulo de Babbini, habiendo completado su formación neuroquirúrgica con Jacques Le Beau en París. Juan Antonio Seggiaro inició su formación en neurología clínica en Córdoba con Exequiel Bringas Núñez, para luego hacer un entrenamiento neuroquirúrgico en la Salpetriere de París y en Chile con Asenjo. De este modo en marzo de 1956 se crea en el Hospital Padilla de Tucumán el Servicio de Neurocirugía, designándose como Jefe a Mauricio Costal, asimismo la Facultad de Medicina crea en dicho Servicio la Cátedra de Neurología designando al Juan A. Seggiaro como su primer Profesor Titular. Al inicio se acercaron al servicio interesados en la neurocirugía, Ricardo Auad, Juan Rivadeneira, Roberto Rodríguez Rey, Antonio Rivadeneira y Abraham Campero. También lo hicieron en los primeros tiempos Vicente Roig, Eduardo Carrizo, Roberto Gessell, Carlos Chediak y Juan Carlos Olleta. Rápidamente la actividad asistencial y docente fue creciendo, formando un polo de desarrollo en todo el noroeste argentino y países vecinos. Es así como pueden mencionarse Carlos Buitrago y César Olleta en Jujuy, Oscar Tanoni, Juan Carlos Olleta, Eduardo Roldán y Marcelo Fourcans en Salta, Ernesto Alvarez, Jorge Moreno y Juan Llarul en Santiago del Estero y Oscar Román Vaca en Santa Cruz de las Sierra (Bolivia), entre otros. La Jefatura del Servicio de Neurocirugía de Tucumán fue ejercida desde su fundación por Costal y Auad sucesivamente y luego por Roberto Rodríguez Rey.
En la Provincia de Buenos Aires hay neurocirujanos distribuidos en todas las ciudades impor tantes. Bahía Blanca fue un polo inicial donde actuó Armando Costales, fue además sede de la Primera Reunión de la Sociedad de Neurocirugía de la Provincia de Buenos Aires en el año 1959 antes de la creación de la AANC. Con Costa es trabajaron Fernando Zambrana y Marcelo Lemonnier. En Mar del Plata inició la neurocirugía R. Rojas en la década del 60. Actualmente puede mencionarse a Ignacio. Mendiondoy Roberto Cragnaz. La ciudad de La Plata fue donde se radicó César Burry, como ya se mencionó. Actualmente es sede de ferviente actividad siendo motores de la misma Horacio Curcio, Jorge Lumbre, Guillermo Fernández Molina (dedicado a la cirugía endoscópica), Carlos Gagliardi (editor de la Revista de La Plata) y Guillermo Burry. En Pergamino, Pilar, Olavarría, Chacabuco, Junín hay también representación neuroquirúrgica permanente.

Actualización y subespecialización (desde 1977)
La fecha 1977 no es arbitraria y corresponde a la introducción de la Tomografia Computada. Ya se había generalizado el uso del microscopio quirúrgico. Estos hechos traen un cambio fundamental en el ejercicio profesional. En efecto, el acto neuroquirúrgico deja de ser un procedimiento casi mágico, oculto, con acceso solo al equipo médico actuante y a veces únicamente al cirujano, para transformarse en algo visible, en donde se podía documentar lo ocurrido, generándose en el público exigencias de resultado. Paralelamente aparecen las demandas por mala praxis, no siempre justificadas. Esto, sumado a factores socioeconómicos cada vez más severos lleva paulatinamente al ejercicio de la especialidad a una encrucijada. No obstante la actividad médica no decae y encuentra salida por dos caminos: la actualización y la subespecialización. Por el primero mejorando el nivel de formación siendo expresión de esto los cursos de postgrado que se dictan en todas las regiones del país y el interés que despiertan los disertantes extranjeros que son invitados a cada una de las reuniones de las distintas sociedades. El segundo camino, atrae por la posibilidad de desempeñarse en un campo virgen y atenuar de ese modo las consecuencias de la superpoblación médica. En este período actúan muchas de las figuras que ya fueron nombradas, dado que resulta imposible cortar abruptamente por criterios cronológicos o regionales. Como corresponde a la historia contemporánea nos limitaremos sólo a una enunciación sucinta.
Muchos son los neurocirujanos contemporáneos de la Argentina, pero hay una figura que se destaca por sobre todos: Armando Basso. Como ya se mencionara, se inició en el Costa Buero. Partió luego para Francia donde estuvo al lado de Guiot. Vuelto al país trabajó con Amezúa dedicándose inicialmente a la cirugía de la hipófisis, siendo al poco tiempo un referente obligado dentro y fuera de Argentina. Desarrolló una impetuosa actividad societaria alcanzando todos los niveles locales y regionales, llegando a la Presidencia de la World Federation. Fue Profesor Titular de la 1a Cátedra de Neurocirugía de la UBA, siendo actualmente Profesor Emérito y Director del Instituto de Neurociencias que creara. Entre sus discípulos se cuentan Aldo Martino (h), Antonio G. Carrizo, Silvia Berner, Ignacio Cuenca Aranda, Alfredo Kreutel, Guillermo Larrarte y Claudio Yampolsky entre otros. Recientemente Carrizo fue designado Jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Clínicas en su carácter de Profesor Adjunto. Osvaldo Oscar Betti también se inició en el Costa Buero, como se mencionara. Hizo un entrenamiento posterior en Francia con Tallairach. Desde el principio demostró su capacidad de inventiva: desarrolló con el químico Jaime Pahissa de la Comisión Nacional de Energía Atómica un centellógrafo basado en la utilización de emisores de positrones, es decir medición en coincidencia, precursor de la técnica posterior del PET. Este prototipo fue utilizado en el Costa Buero. Betti fue el que introdujo los radioisótopos, tanto para el diagnóstico como para los implantes terapéuticos, en Argentina, y fue con él con quien el que esto escribe aprendió las bases de la técnica. La cirugía de la epilepsia, de la hipófisis, de los movimientos anormales fueron tema de su interés. Basándose en la idea original de Leksell desarrolló en nuestro país un sistema de radiocirugía estereotáctico para ser aplicado con un acelerador. Durante muchos años este sistema fue usado por Betti en Argentina, y además mediante un convenio especial llevado y utilizado en París. Sólo muchos años después aparecieron los equipos fabricados comercialmente, sobre todo en EE.UU., y lo curioso es que son pocas las publicaciones sobre radiocirugía con el Linnac, que hagan referencia a los trabajos pioneros de Betti59. Fue Profesor Adjunto de la Facultad de Medicina y actualmente Profesor Adjunto Consulto. Ha fundado y dirige un centro de radiocirugía privado. Otra figura trascendente fue Jorge Schvarcz, dedicado a la cirugía funcional, profundo conocedor de los fundamentos neurofisiológicos, no se limitó al trabajo asistencial, sino abarcó el aspecto experimental y especulativo a un nivel tal que es motivo de cita bibliográfica en los trabajos internacionales dedicados al tema. Fue Profesor Adjunto de la Facultad de Medicina, lamentablemente precozmente malogrado por razones de salud. Eduardo Karol, ya mencionado anteriormente se ha dedicado también a la cirugía funcional, particularmente el tratamiento de la neuralgia del trigémino, campo en el que diseñó un electrodo característico con el que describió aspectos somatotópicos del ganglio de Gasser y Edgardo Schijman, iniciado en la cirugía infantil y expandido actualmente a la del adulto, son dos recientes Profesores Adjuntos de la UBA, designados por concurso. Schijman es otro de los Secretarios de Redacción de la Revista Argentina de Neurocirugía. Horacio Piot, Jefe de la División Neurocirugía del Hospital «Ignacio Pirovano» también ha accedido al cargo de Profesor Adjunto por concurso. Horacio Dillon se formó con Martino, estuvo un tiempo con Carlos Buduba y en el exterior se perfeccionó en aneurismas con Charles Drake, estuvo en el Aeronáutico donde trabajó con Gabriel Giusta y su hijo Ignacio. Dillon es actualmente el Director Médico de una de las instituciones privadas de mayor magnitud donde, sin olvidar su rol de neurocirujano, es asistido por Mario Colonna. Juan Carlos Chiaradío fue Jefe del Hospital «Mariano Castex» y se caracteriza por propulsar la cirugía mínimamente inversiva. El jefe actual del Castex es Ricardo Schrek. Jorge Salvat en el FLENI desarrolla una intensa actividad. Colaboran con él Santiago Condomí Alcorta y Juan Carlos Salaberry, entre otros y le ha dado a dicha institución la cualidad de referente obligado. FLENI está instalado con equipamiento de avanzada: dispone de neuronavegador (junto con los Hospitales Italiano y Garrahan) y de un Gamma-Knife a cargo de Julio Antico. Héctor Giócoli, actual Presidente de la FLANC, luego de una seria formación en Europa, se dedica a la patología nerviosa periférica actuando también en FLENI Allí también actúa Pedro Lylyk, que también lo hace en el Sanatorio Adventista de Belgrano. Lylyk convirtió a la técnica endovascular en una opción de elección en la patología aneurismática del encéfalo, dando un ejemplo de organización y empuje. Luis Lemme Plaghos, dedicado de lleno a la cirugía endovascular, trabaja en el Hospital de Clínicas y en centros privados. En el Clínicas también actúa Juan José Mezzadri (dedicado a la patología de la columna). Lemme y Mezzadri son los actuales Editores Responsables de la Revista Argentina de Neurocirugía; han demostrado una preocupación, dedicación y eficiencia que aseguran la continuidad de su publicación. Quien esto escribe está finalizando su función como Jefe de la División Neurocirugía del Hospital Municipal «Cosme Argerich» de Buenos Aires, cargo que ejerció como interino primero siendo designado por concurso en 1981. Es Profesor Adjunto de la UBA desde 1987. En su servicio se han formado un número de neurociruj anos, entre los que cabe mencionar, Mario Osvaldo López Ferro (actualmente en Madrid), Roberto Lagos, Alberto Gidekel, Nélida Mirabete, Jorge Shilton (dedicado a columna), Millo Amerio, José Carlos Morales, Ricardo Román (actualmente dedicado a la neurorradiología), Nilda Goldenberg, Gustavo Barbeito, Leopoldo Montero, Adrián Conti, Camilo Giambiaggi, Raúl Santiváñez, Marcelo Markarian, Alejandro Galatti, Daniel Pluis, Eduardo Seoane, Pablo Cartolano, entre otros. En el año 2000, luego de múltiples avatares fue designado por Concurso Profesor Titular de la 2a Cátedra de Neurocirugía, cargo que no pudo acceder por llegar a edad jubilatoria. Actualmente es Profesor Titular Consulto de la Facultad de Medicina de la UBA y Vicedecano del CANC.
Decíamos en nuestro trabajo anterior60 que «en esta profusa nómina de actores es probable que muchos hayan quedado en el tintero (actualmente en el teclado). Si esto es así ha sido totalmente involuntario, agotado el autor por una búsqueda tediosa y bajo la tiranía del tiempo. Estas omisiones podrían subsanarse en una futura revisión de esta modesta historia, para lo cual el autor solicita la valiosa colaboración de todo aquél que así lo quisiere».

Las correcciones y omisiones que nos hicieran llegar sirvieron para rectificar los errores observados. Como por supuesto deben quedar aún muchos, sigue válida la solicitud anterior para todo aquél que así lo quisiere, para mejorar una eventual futura edición.


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