Horacio Mario Plot (1936-2014)

Título

Horacio Mario Plot (1936-2014)

Autor

Horacio Solé
Alfredo Monti

Fecha

Agosto 2014

Texto

REV ARGENT NEUROC | VOL. 28, Nº 3 : 128-131 | 2014

Obituarios

Horacio Mario Plot (1936-2014)

Hace poco, en forma repentina nos dejó el Dr. Horacio Mario Plot.
El paso del tiempo, sabiamente, sabe poner en su real contexto la vida y obra de quienes pasamos por este mundo, y si la vida de una persona y sus logros pudieran condensarse en una luz de brillo eterno, la misma en el caso de Horacio sería de un brillo notable.
Desde el punto de vista académico fue todo lo que un neurocirujano puede aspirar a lo largo de su carrera: Jefe de Neurocirugía de un Hospital de renombre como el Hospital Ignacio Pirovano, Presidente de la Asociación Argentina de Neurocirugía y Decano del Colegio Argentino de Neurocirujanos. Pero todo eso no fue lo más relevante, sino que en su vivencia como ser humano, se ganó el título mayor: el de gran persona o gran tipo como lo queramos denominar.
Por supuesto fue una persona como todos, con defectos y virtudes, pero estas últimas enaltecieron su existencia y lo elevaron en la consideración de quienes lo conocieron.
Tomó la Jefatura del Servicio de Neurocirugía, cuando el Dr. Ghersi la dejó para acceder a la Cátedra de Neurocirugía. Fue Titular del Servicio a los 35 años, edad en que cualquiera de nosotros estaríamos pensando donde hacer la siguiente guardia para subsistir. El mismo contaba, que sus comienzos al frente del Servicio fueron difíciles por su falta de experiencia. Supo sobrellevar ésta situación y condujo con firmeza un Servicio que fue reconocido en todo el país. Tuvo momentos duros, como cuando fue separado de su cargo en la época de la dictadura (por la denuncia de un colega neurocirujano que aparentemente envidiaba su alto cargo). Al poco tiempo, en un acto de completa justicia, fue repuesto en el mismo.
Horacio no era un neurocirujano de aquellos que ostentaban gran fama, pero era de aquellos maestros, que no se guardaban nada y hasta el último conocimiento lo volcaba en sus discípulos. Era generoso y se enorgullecía de los logros y avances de sus residentes. Para él era un honor ayudar al Jefe de residentes en su primer aneurisma y solo intervenía cuando la situación desbordaba al candidato de turno.
Cuando llegué de Mendoza, a hacer mi residencia, debía alquilar un departamento con mi mujer y mi pequeña hija y le pedí fuera garante en el alquiler. Él, sin dudarlo y casi sin conocerme, no tuvo ningún problema en acceder a mi pedido. Esa fue una muestra cabal del compromiso que él sentía por sus dirigidos.
Horacio no sólo nos guiaba en nuestros primeros pasos neuroquirúrgicos, sino que, con su forma de ser franca, transparente y sin egoísmos de ningún tipo, nos enseñaba valores de vida, más importantes, quizás, que las técnicas quirúrgicas.
Por nuestro viejo Hospital Pirovano pasaron decenas de neurocirujanos que se especializaron bajo los preceptos de una escuela inaugurada por Ghersi y consolidada por Horacio. Esa escuela sembró las semillas que permitieron el florecimiento de un grupo de brillantes especialistas esparcidos en todo el país. Personalmente considero al Dr. Plot, como el más grande formador de neurocirujanos que ha dado este país.
Cuando, por su jubilación, su fecunda labor llegó a su fin Horacio se rodeó de sus afectos: su inseparable compañera Rosita, sus hijos, nietos y todos aquellos quienes lo queríamos. Continuó atendiendo su consultorio y operando ocasionalmente. Jugaba regularmente al tenis y siempre estaba bien predispuesto para reunirse con sus amigos.
Su nombramiento como Decano del Colegio Argentino de Neurocirujanos fue un acto de reconocimiento, para ese hombre generoso que tanto había brindado a las jóvenes generaciones.
Fue en Mar del Plata, en una tumultuosa reunión del CANC, donde mediante la votación de sus pares, obtuvo ese emblemático cargo. Poco antes de la reunión me preguntó si estaba dispuesto a acompañarlo en su tarea, como parte de su comisión directiva. Mi respuesta afirmativa y mi orgullo fueron inmediatos. Durante 2 años compartimos con los Dres. Monti, Requejo, Horacio, yo y nuestra querida Secretaria Irene, reuniones que eran de trabajo, pero pronto se convirtieron en reuniones de amigos, a tal punto que, al concluir nuestro periodo como secretarios, las continuamos con mucho placer en nuestras respectivas casas. Hasta logramos que en alguna de ellas, siempre con muy buena comida y buen vino Horacio cantara algún tango.
Cuando el año pasado le propuse que celebraramos los 50 años del servicio de Neurocirugía del Hospital, los ojos le brillaron y se puso extremadamente contento.
Obviamente, la celebración era además un homenaje a sus 2 principales mentores: los Dres. Ghersi y Plot. Así lo entendió la multitud que llenó el aula central con su presencia para aplaudir a ese hombre que les había dedicado gran parte de su vida. Una plaqueta, que recibió de su emocionada hija Patricia, fué un muy humilde presente para retribuir tanta entrega.
Un día, no hace mucho, le pregunté si podía tutearlo. Él, sonriendo y guiñando un ojo, me dijo:
“Y bueno, ahora ya sos Jefe como yo, así es que me parece bien”. Por eso querido maestro y amigo debo decirte que me costó mucho escribir estas líneas, sin que se me escaparan algunas lágrimas; que lamento mucho tu partida, sé que te fuiste habiendo dado todo y obtenido todo, y espero que desde donde estés nos brindes tu luz para ser mejores médicos pero sobre todo mejores personas.


Horacio Solé

A Horacio Plot - Abril 2014

Y la Nave va…
Del astillero la botó
un hombre bueno.
Y la Nave va…
Con la solidez profesional
que da el criterio.
Con la importancia del todo
y cada uno.
Con la razón de andar
sin punto de llegada,
siendo el camino
en pleno movimiento,
el puerto, la dinámica,
el todo y nada.
Y la Nave va…
Tener el mando
es un equilibrio sabio.
Firmeza en el timón
el tiempo necesario,
aflojando por momentos
los comandos.
La síntesis del logro
no muestra vanidades,
cuando el esfuerzo
ha sido compartido
y paso a paso
agranda el resultado.
Y la Nave va…
Bajo la calma azul
en el cielo de verano,
sobre el incierto mar
en arduas tempestades.
Y la Nave va…
Afecto y amistad
fijando el transcurrir
sumando sin excluir
con nudo marinero.
Y la Nave va…
No hay saldos pendientes.
Y la Nave va…
Es el legado.
Los cuerpos van al mar,
en cada parte del aire la manera,
el recuerdo en el puente
y enredada en el motor
el alma.
Un Jefe.
Un Maestro.
Un Padre.
Un Hermano.
En treinta y cinco años
Alguna vez un Hijo.
Un Amigo.
Brindo por vos Horacio Plot.
Y la Nave va…
Nos estamos viendo.

En memoria
Alfredo Monti

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