Aspectos Históricos Sobre los Nervios Craneales

Título

Aspectos Históricos Sobre los Nervios Craneales

Autor

Marcelo Acuña
Agustín Folgueira
Andrea Sinagra
Marisa Pérez
Guillermo Larrarte
Horacio A. Conesa

Fecha

Marzo 2010

Lugar de Realización

Instituto de Morfología J. J. Naón, Unidad de Neurociencias. Centro de Neuroanatomía, 1a Cátedra de Anatomía
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina

Correspondencia

marceloacuna@fibertel.com.ar

Texto

Rev Argent Neuroc 2010; 24: 41

Aspectos Históricos Sobre los Nervios Craneales

Marcelo Acuña, Agustín Folgueira, Andrea Sinagra, Marisa Pérez, Guillermo Larrarte, Horacio A. Conesa

Instituto de Morfología J. J. Naón, Unidad de Neurociencias. Centro de Neuroanatomía, 1a Cátedra de Anatomía
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina

RESUMEN
Este trabajo revisa la perspectiva histórica en la descripción de los 12 nervios craneanos hecha por los anatomistas clásicos, utilizando textos tradicionales y traducciones modernas. La historia de la enumeración de los nervios se remonta a Galeno con su clasificación en 7 pares, pasando por los 9 pares de Willis (1664) y los 12 pares de Soernmerring (1778). Hubo contribuciones de anatomistas medievales como Achillini, Berengario de Carpí. y Massa, a pesar de las prohibiciones que pesaron sobre los estudios anatómicos hasta el siglo XVI.
La clasificación de los nervios craneanos en 9 pares se siguió utilizando hasta fines del siglo XIX, a pesar de que ya había sido aceptada su clasificación en 12 pares hacia 1778.
Se recuerda también a aquellos autores que describieron estructuras individuales y las nombraron por primera vez.

Palabras clave:
anatomía, historia, pares craneanos.

ABSTRACT
This work revises the historical perspective found in the description of the twelve cranial nerves by classical anatomists, using traditional textbooks and modem translations. The history of the enumeration of cranial nerves goes back to Galeno and his classification in 7 pairs, passing throughWillis's 9 patrs (1664) and Soemmerring's 12 paírs (1778). Medieval anatomists such as. Achillini, Berengario de Carpt and Massa madP some contributions; in spite of the prohibitions regarding anatomical
work running until the 16th century.
The classificationofcranial nerves into 9 pairs was in use t' II the end of the 19th century, aithough the 12 pair classffication had already been accepted around 1778,
The work also recalls those authors who described individual structures and were the first to name them.

Key words: anatomy, history, cranial pairs.


Correspondencia: marceloacuna@fibertel.com.ar
Recibido: marzo 2010. Aceptado: marzo 2010.


INTRODUCCIÓN

El desarrollo de la neuroanatomía ha ido ligado al desarrollo de los medios de observación y experimentación de cada época histórica en particular.
Según el papiro de Edwin Smith, fue la cultura egipcia la primera en utilizar una palabra para denominar el encéfalo, entre los años 3000-2500 a.C.; y en el papi-ro de Breasted se evidencia una relación entre el conte-nido craneano y las afasias. A pesar de esto, para la mayoría de los médicos egipcios era el corazón el asiento del conocimiento.
Fue Alcmeon de Crotona (S. VI-V a.C.), perteneciente a la escuela de Pitágoras en la Antigua Grecia, quien comprobó la conexión del cerebro con los órganos de los sentidos. Describió someramente al nervio óptico y al quiasma, mencionó la separación entre los hemisferios cerebrales y afirmó que los nervios transmitían al cerebro las modificaciones que se producen en los órganos sensoriales.
Hipócrates (460 a. C. - 377 a.C.) relacionó al cerebro con la inteligencia y al igual que Alcmeon pone el centro de la vida en el corazón.
Aristóteles (384-322 a. C.) perteneciente a la escuela "siciliana" relacionó al corazón con la inteligencia y colocó a este órgano como el centro de la vida. Sin embargo, contradictoriamente, y en una aproximación al concepto de cognición, afirmó: 'Nada está en la mente que no haya pasado a través de los sentidos'. Aristóteles confundió los tendones con los nervios periféricos, y fue así que en un principio el término griego "nervio" designó a formaciones tan diferentes como son los propios nervios, los ligamentos y los tendones. Aunque el hecho de que se usase una palabra igual para designarlos no implicaba una identificación en su función.
Hasta ese momento el pensamiento biológico se encontraba ocupado por la teoría de los cuatro elementos de Empédocles (493-433 a. C.) en la que se afirmaba que todo ente sobre la tierra está conformado por la mezcla de cuatro raíces: fuego, tierra, agua y aire, las cuales se mezclaban en una forma y proporción específica para cada especie. Posteriormente surge la idea de que ciertas sustancias servirían de soporte material para estos elementos; son los llamados 4 humores que se caracterizan por su fluidez y miscibilidad, ellos son: sangre, pituita o flema, bilis amarilla y bilis negra.'
Un importante aporte surgió de la Escuela de Alejandría, donde Herófilo (304-250 a. C.) y Erasístrato (300-250 a. C.) comenzaron a realizar disecciones humanas. Herófilo distinguió al cerebro del cerebelo, describió el cuarto ventrículo e hizo la distinción entre nervios motores y nervios sensitivos. Demostró que la mayor parte de los nervios tienen su origen en el encéfalo, que son ellos los encargados de transmitir las sensaciones y que algunos se originaban en la médula espinal.
Erasístrato de Quios describió los ventrículos e incorporó la fisiología a la teoría de los cuatro humores. Además relacionó el patrón de las circunvoluciones del cerebro con la inteligencia.
Luego del decaimiento de la Escuela de Alejandría, tras la incorporación de Egipto al Imperio Romano, surgió la figura de Claudio Galeno (129 - 199), quien se trasladó a Roma para realizar sus estudios anatómicos. En su elaborada teoría de las sensaciones, el médico de la corte de Marco Aurelio, considera al cerebro (constituido por una sustancia de consistencia blanda y movible en sus partes más anteriores y de textura más dura a nivel posterior, incluyendo el cerebelo) centro receptor de las mismas y establece la existencia de tres tipos de nervios: blandos o de funciones sensitivas, con origen en las regiones más anteriores del cerebro; duros o de funciones motoras, originados en el cerebelo y cerebro posterior, y un tercer tipo asociado a la percepción dolorosa y con la capacidad de reconocer cualquier cambio o lesión existente en el organismo (en relación con las envolturas cerebrales, como la piamadre y la duramadre).

Claudio Galeno

Serían los nervios blandos los responsables de transportar los spiritus animalis desde el cerebro (centro de la sensibilidad) hasta los distintos órganos de la anatomía para que puedan ejercer su correcta actividad fisiológica.
A los nervios craneales Galeno los clasificó en siete pares, y esta concepción perduró por 1.500 años. Experimentó sobre la médula espinal, realizando secciones a distintos niveles y describiendo sus consecuencias fisiológicas; y sostuvo a diferencia de Erasístrato, que las circunvoluciones no eran importantes en la actividad cerebral. Ambos habían distinguido entre nervios que ordenan el movimiento de los músculos y nervios que conducen las sensaciones al cerebro. Sin embargo, Erasístrato se equivocó al pensar que los nervios espinales se originaban en la duramadre.
Posterior a Galeno y con la llegada de la Edad media, la neuroanatomía entró en un gran silencio de 1000 años, con perduración casi intocable de los conocimien tos de Hipócrates, Aristóteles y Galeno. El conocimiento anatómico sobrevivió gracias a la traducción árabe de los textos griegos. Luego, en el siglo XI se tradujeron estos mismos libros del árabe al latín y lentamente se restableció la disección anatómica.
Al-Razi (Abu Bakr Muhammad ibn Zakariya' alRazi, 865 - 925), un médico islámico medieval nacido en lo que sería actualmente Teherán, describió que los nervios tenían funciones motoras o sensitivas, nombrando 7 nervios craneanos y 31 nervios espinales. Asignó un orden numérico a los nervios craneanos comenzando por el óptico y llegando al nervio hipogloso. Clasificó a los nervios espinales en 8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 3 sacros y 3 coccígeos.
Mondino de Luzzi (Mundinus, 1265 - 1326) de Bolonia, fue el primero en escribir un texto anatómico moderno llamado Anathomia en 1316, que no añadió nada nuevo a la neuroanatomía. En la base del cerebro describe los cuerpos mamilares y 7 pares de nervios craneanos que corresponderían al óptico, oculomotor, abducens, trigémino, facial, vago y glosofaríngeo.
Guido de Vigevano (1280 -1349), alumno de Mondino, también realizó disecciones en cadáveres y su manuscrito, Anathomia, publicado en 1345, marcó el comienzo del uso de las ilustraciones anatómicas en los libros de texto. En su texto, Guido de Vigevano mostró por primera vez 6 láminas de la cabeza, cerebro y columna vertebral. Estos dibujos, a pesar de ser esquemáticos y rudimentarios, pueden considerarse los primeros dibujos neuroanatómicos en la historia de la neurociencia. En una de estas láminas mostraba el cerebro sin meninges y con 5 orificios, dos representaban a los nervios olfatorios y los restantes, a los ventrículos.
Leonardo Da Vinci (1452-1519) realizó algunos dibujos del cerebro y moldes de cera de los ventrículos, entre otras cosas.
Andrés Vesalio (1514-1564) disconforme con las inexactitudes de la tradición galénica hizo un formidable avance en el estudio morfológico, con alta precisión y detalle en neuroanatomía. En el Libro VII de su brillante obra De Humani Corpori Fabrica, publicada en 1543, ilustró al cerebro en partes, por secciones. Describió claramente los núcleos de la base, el hipocampo, el fórnix, la cápsula interna, y varias estructuras del sistema nervioso central con la exactitud casi de un atlas moderno, aunque fue poco preciso con el sistema nervioso periférico. Bartolomeo Eustaquio (1500/1510 -1574) describió asombrosamente al sistema nervioso vegetativo, dibujó el trayecto de los pares craneales de forma más completa que Vesalio, pero sus trabajos, igual que Da Vinci, fueron publicados muchos años después de su muerte.
En 1561, Gabriel Falopio publicó (1523 — 1562) "Observationes Anatomicae" y describió algunos de los pares craneanos.
Coiter de Montpellier (1534-1576), discípulo de Falopio, describió las dos raíces de los nervios accesorios y distinguió la sustancia gris de la blanca en la médula espinal.

Dibujo de la base del encéfalo publicado en De I lumani Corporis Fabrica

Thomas Willis

Thomas Willis (1621-1675) en su obra Cerebro Ana-tome publicada en 1664 introdujo numerosas precisiones relativas al sistema nervioso vegetativo, propuso una nueva clasificación de los pares craneales y mostró la primera figura del polígono arterial que lleva su nombre, aunque había sido descrito anteriormente por Johann Jacob Wepfer (1620 - 1695) en 1647. En su libro introdujo una serie de novedosas técnicas, que consistieron en observaciones microscópicas, vivisección en animales e inyección de sustancias coloreadas y solidificables; además fue el pionero de la descripción de fascículos de fibras del sistema nervioso central.2
Samuel Thomas Soemmerring (1755-1830) fue uno de los más experimentados y renombrados neuroanatomistas de finales del siglo XVIII. En su tesis de doctorado de 1778 clasificó a los nervios craneales en doce pares, siendo la clasificación aceptada actualmente con escasas modificaciones. Además realizó importantes estudios sobre el sistema nervioso central, periférico y simpático; demostró el cruzamiento de las fibras del nervio óptico y describió la mácula lútea en la retina en 1791.3

Dibujo de la base del encéfalo publicada en Cerebro Anatome

En el año 1895, conservándose la clasificación de Soemmerring y publicándose en la Nomenclatura Anatómica Internacional de Basilea, se formalizó el sistema numérico para nombrar a los nervios craneanos.
El estudio morfológico luego se fue orientando hacia la anatomía comparada y hacia la embriología. Con la difusión y desarrollo del microscopio óptico se avanzó sobre el conocimiento histológico, y finalmente el estudio fisiológico desplazó lentamente al morfológico.2
En cuanto a los nervios craneales, los anatomistas han tenido siempre especial interés por ellos y su denominación y descripción ha sido confusa y variable a través de la historia. La información es abundante, muchas veces imprecisa y contradictoria, por lo cual tratamos de utilizar las fuentes, a nuestro juicio, más serias y convincentes; pudiendo disentir con las posturas de otros autores.

NERVIO OLFATORIO
La palabra olfatorio proviene del latín olfacere, "oler", pertinente al sentido del olfato.4
Si bien el tracto olfatorio siempre tuvo alguna mención en los escritos antiguos, este no fue constantemente considerado como un par craneal. Galeno lo describió como una estructura de consistencia más suave que el resto de los nervios y con una cavidad en su interior, Concluye que este último espacio era una prolongación del ventrículo, pero no percibió que esta cavidad se encontraba solo presente en ciertos mamíferos y no en el hombre. Además consideraba al nervio olfatorio y a la médula espinal como prolongaciones del encéfalo.
Conforme a la Teoría de los cuatro humores la pituita o flema era una secreción mucosa que procedía del cerebro y de los pulmones y que circula por los nervios, por lo que el nervio olfatorio era para Galeno una vía de salida de las secreciones nasales desde la masa cerebral, pasando por la lámina cribosa del etmoides.5,6 Algunos atribuyen a Gabriele de Zerbis (1445-1505), médico, anatomista y filósofo italiano la primera mención del nervio olfatorio.
Alessandro Achillini (1463-1512) estableció de manera correcta su función. Andrés Vesalio denominó a la hipófisis "glándula pituitam cerebro excipiens" y también pensó que secretaba moco en la nariz, una opinión que se conservó hasta el siglo XVII. Realdo Colombo (1516-1559), Bartolomeo Eustaquio, Gabriel Falopio y Caspar Bauhin (1560-1624) comentaron sobre los tractos olfatorios y a menudo se referían a ellos como procesos mamilares. A pesar de esto, ellos reconocían su rol en el olfato, pero no lo consideraban como un par craneal.4,7
Thomas Willis fue el primero en considerar al tracto olfatorio como nervio craneal, señalándolo como el primer par, a diferencia de las demás clasificaciones, que nominaban primero al nervio óptico.4

NERVIO ÓPTICO
Alcmeon en el siglo VI a. C, realizó la primera descripción del nervio óptico, afirmando que el espíritu y los procesos intelectuales residían en el encéfalo, y describiendo al nervio óptico como dos canales cuya función era la de conducir el espíritu, permitiendo así la visión desde el cerebro a los ojos,8
Hipócrates en "De Lacio in Homine" citó brevemente al nervio óptico como la vena que originada en el cerebro llegaba a cada ojo. Aristóteles estudió la anatomía ocular fundamentalmente en animales, describió tres conductos originados en los ojos que penetran en el cráneo (probablemente se trate del quinto par y los vasos originados en el ojo).
Herófilo fue el creador de la palabra "retina" y Aurelius Cornelius Celsus (25-50 a. C.) en el libro VI de su obra "De Medicina", trató acerca del la anatomía del ojo.
El quiasma óptico fue descrito por primera vez por Rufus de Efeso (98-117) en el siglo III.8
Galeno afirmó que los nervios ópticos corrían desde los ventrículos laterales del cerebro, que se cruzaban y comunicaban entre ellos. Al sitio de cruce de los nervios ópticos lo denominó quiasma óptico (derivado del griego optikos, "de o para la vista"; chinsma, "un cruce", semejante a la letra X, que se pronuncia chi oji), afirmó que este nervio se comportaba de forma muy diferente de lo que vemos en cualquier otra parte del cuerpo, pues dentro del ojo se expandía como una estructura curva, reticular, correspondiendo exactamente a la forma del globo ocular. Interpretó también que los nervios ópticos eran huecos, de donde supuso que los nervios periféricos eran tubos finísimos por cuyo interior avanza el espíritu animal para dotar de sensibilidad y movimiento.4,8
Se sostiene que la primera ilustración occidental del quiasma óptico fue elaborada por Leonardo Da Vinci en el año 1505 sin aportar nuevos elementos a las anteriores descripciones.7
Vesalio en su brillante obra De Humani Corpori Fabrica publicada en 1543 consideró en el Libro VII, a diferencia de Galeno, que en el quiasma los dos nervios corrían juntos, pero que no se conectaban entre ellos. Además rechazó la idea galénica de que los nervios ópticos eran huecos, pues nunca los había encontrado así en sus numerosas disecciones; aunque esta cuestión solo pudo ser aclarada muchos años después gracias a Johann Gottfried Zinn (1727-1759), quien sugirió un punto de conciliación entre las divergentes opiniones y afirmó que el nervio óptico aparentaba ser hueco solo si se examinaba después del origen de la arteria central de la retina.8
Costanzo Varolio (1543- 1575) publicó en 1573 "De Neruis Opticis", el primer trabajo dedicado al nervio óptico. El concepto más relevante fue asignar el origen del nervio en la pared posterior del bulbo raquídeo. Esta idea fue esbozada previamente por Eustaquio en el libro "Tabula Anatomicae", en 1552, allí también afirmó que el nervio terminaba en el área nasal del globo ocular. El trabajo de Eustaquio recién fue ampliamente conocido a través de la obra de Lancisi en 1714.

Dibujo publicado en un tratado de óptica de Ibn Al Haythan (1083), El diagrama ilustra con precisión la anatomía del ojo, el nervio y quiasma óptico.

El origen, trayecto y constitución del nervio óptico fue sustancialmente delineado hacia la segunda mitad del siglo XVI. Rene Descartes (1596-1650) negó que el nervio óptico cruzara y se originara (o terminara) en el tercer ventrículo. Afirmó que las imágenes alcanzaban la glándula pineal, el centro de la sensación, donde la visión se convertía en binocular. A Descartes debe dársele el crédito de la primera hipótesis de la proyección topográfica de la imagen de la retina en el cerebro.
En 1664, Willis en su libro "Cerebri Anatome" hizo una precisa descripción de los nervios y la vía óptica pero sostuvo que éstos eran huecos.
Durante el siglo XVII William Briggs (1642-1704), describió la papila óptica en su obra "Ophthalmographia: sive oculi ejusque partium descriptio anatomice; nec non, ejusdem Nova, visionis teoría", publicando en 1676. En la misma época, Anton Van Leeuwenhoeck (1632-1723) describió la capa de bastones de la retina y Edmundo Mariotte (1620-1684) investigó la función visual de la papila óptica.
Estudios microscópicos realizados por Antoni van Leeuwenhoek (1622-1723) en 1717 y Felice Gaspar Fontana (1720 -1805) en 1779 confirmaron la estructura compacta del nervio, pero fue necesario que William Hyde Wollaston (1776- 1828) en 1824 aportase material clínico y que estudios histológicos confirmen esta idea.8
Jacobus Beninius Winslow (1669-1760) reportó que dentro del quiasma podía haber un cruzamiento de fibras. Esta hipótesis planteada en 1704 por Isaac Newton (1643-1727), fue brillantemente descripta e ilustrada por John Taylor (1708 -1772) utilizando platos de cobre, e interpretando correctamente la integración binocular de la visión.8
Finalmente en 1786, Samuel Thomas Soemmerring también describió detalladamente el quiasma óptico y su cruzamiento de fibras.

Fig. 6. Samuel Thomas Soemmerring

Dibujo del Sistema Nervioso Central publicado en Tabulae Anatomicae.


De numerosos tratados árabes sobre el nervio óptico ninguno agregó conocimiento alguno al saber occidental, aunque sí lograron un indiscutible mérito al realizar el primer esquema del nervio óptico y del quiasma.8

NERVIOS OCULOMOTOR, TROCLEAR Y ABDUCENS
El nombre oculomotor proviene del latín oculus, "ojo"; motor, "mover". Troclear proviene del latín trochlearis, "semejando una polea". Abductor proviene del latín "tirando hacia fuera".4
Los nervios que llegan a los músculos extraoculares fueron descritos por Galeno como nervios duros o de función motora, dispuestos en un solo tronco que luego se dividía para llegar a cada uno de los músculos.
Ningún anatomista pre-vesaliano, ni aún el mismo Vesalio que terminó con muchos de los dogmas de Galeno, se atrevió a modificar la concepción anatómica de estos nervios.
Eustaquio en una de sus láminas publicada luego de su muerte, en el año 1714, mostró la base del cerebro distinguiendo los nervios oculomotor, troclear y abducens pero, desgraciadamente no escribió ningún texto acompañando sus imágenes.7
Falopio en 1561 publicó Observationes Anatomicae con significativa información sobre los nervios craneales, aunque sin ilustraciones. Confeccionó una nueva clasificación en la cual el segundo par era el nervio oculomotor, describiendo su recorrido intraorbitario, sus divisiones y funciones. Describió además un nervio, al que denominó cuarto par craneal y que se unía al músculo recto lateral. Por último, fue el primero que habló claramente del nervio troclear como "el nervio destinado al músculo que atraviesa la tróclea", detallando que este nacía en la región de los tubérculos cuadrigéminos y que luego entraba en la órbita, región donde su tendón formaba un ángulo a través de una onda ligamentosa de forma similar a una polea. Este mismo nervio ya había sido brevemente mencionado por Achillini.7,9
La denominación de patético utilizada para el nervio troclear se le adjudica a Willis, al parecer significa "emoción profunda" y pareciera referirse a los rostros representados en la iconografía de la época, Al parecer fue William Molins (1617-1691), un cirujano inglés, quien bautizó como troclear a este nervio en 1670.4.5
En 1885 Ludwig Edinger (1855 - 1918) describió el núcleo que conocemos como Núcleo de Edinger-Westphal.

NERVIO TRIGÉMINO
El nombre trigémino proviene del latín tres, "tres"; geminus, "gemelos", llamado de esta manera porque el nervio tiene tres divisiones: oftálmica, maxilar y mandibular.4
Para Galeno el nervio trigémino estaba formado por dos pares distintos, el tercero y el cuarto, este último representado por la actual rama motora. También notó que era diferente al resto de los nervios porque poseía una cubierta de duramadre que lo envolvía,
Falopio hizo la primera descripción detallada del nervio señalando que sus tres ramas surgían de un mismo tronco. Manifestó que la primera rama entraba en la órbita por la hendidura orbitaria superior y luego se dividía, que la segunda pasaba por el agujero del maxilar y la tercera, más larga, se dirigía a los músculos de la masticación, la piel y la lengua.
En 1664 Willis elaboró una clara descripción del nervio, aunque sin brindar nuevos datos a los ya conocidos. Para algunos probablemente, la denominación de nervio oftálmico para la primera rama trigeminal sea el único aporte real de Willis a la anatomía.
Raymond Vieussens (1641-1730) en 1685 describió al nervio trigémino en relación con su ganglio ubicado en una pequeña fosa cubierta por meninges, mencionó la relación del ganglio con la arteria carótida y la relación de la pared del seno cavernoso con la rama oftálmica del trigémino y los nervios destinados a los músculos extraoculares, Dividió al nervio en dos ramas mayores, anterior y posterior. Afirmó que la primera se dividía en una rama menor superior y en una rama menor inferior (actualmente ramas oftálmica y maxilar). La rama posterior es la que se dirigía a los músculos de la masticación (actualmente rama mandibular).
Al parecer fue Winslow, en 1732, quien utilizó por primera vez el término trigémino para referirse a este nervio.
La mayor parte de la nomenclatura del trigémino deriva de Johann Friedrich Meckel (1724-1774), quien presentó en 1748 la más completa obra sobre este nervio publicada hasta ese momento. Además usó el término cavea al especificar el hueco formado por las dos capas de duramadre que cubren al ganglio, la fosa descripta previamente por Vieussens. Meckel dividió al nervio en tres ramas, oftálmica, maxilar superior y maxilar inferior; describió en detalle cada una de las ramas y fue el primero en observar al ganglio esfenopalatino.7
En 1765 Anton Balthasar Raymund Hirsch, discípulo de Johann Lorenz Gasser (1723-1765), designó al ganglio semilunar con el epónimo de Gasser, quien había descrito al ganglio en su tesis.4
El anatomista alemán Heinrich August Wrisberg (1739-1808), en 1777, fue el primero en concebir al trigémino como un mismo nervio formado por dos raíces separadas, una raíz sensitiva destinada principalmente a los tegumentos de la cara y una raíz motora destinada a los músculos de la masticación.7


NERVIO FACIAL Y AUDITIVO
Los anatomistas que precedieron a Galeno, entre ellos Marino o Marinus (130 a.c), los consideraban como una sola estructura; el mismo Galeno los apreciaba como entidades distintas pero no quiso romper con las enseñanzas de sus predecesores, Por Galeno sabemos que Marinus describió a los nervios mandibulares del trigémino como el cuarto par; al auditivo y facial como el quinto par, considerándolos en conjunto, y al hipogloso como el sexto,
Willis dividió a este nervio en una porción dura (facial) y la porción mollis (auditiva).
Falopio los numeró como un solo par, aunque describió detalladamente su recorrido de forma separada, junto con la descripción del canal que lleva su nombre.7
Wrisberg describió al nervio intermediario, raíz lateral del nervio facial que contiene componentes viscerales motor y sensitivo y ubicado entre este último y el nervio vestibulococlear, Correspondió a Samuel Thomas Soemmerring en 1778 diferenciarlos como dos nervios distintos. En un acto de aprecio a su maestro, denominó al nervio intermediario como nervio de Wrisberg,4 7
Sir Charles Bell (1774-1842) en 1830 los describió como un solo par, aunque fue el primero en distinguir los roles motores y sensoriales del nervio facial y trigémino,7
En 1908 Vladimir Mikhailovich Bekhterew (1857-1927) describió el núcleo superior del nervio vestibular (núcleo de Bekhterew).
Restaría hacer una breve mención sobre un importante ramo del nervio facial, el nervio del conducto pterigoideo, conocido tradicionalmente como nervio vidiano. Fue descrito por Guido Guidi (1509-1569), pero como en aquella época era de buena costumbre latinizar los nombres y apellidos, Guidi se hizo llamar Vidius, y así dio su nombre al nervio, arteria y canal.9

NERVIO GLOSOFARÍNGEO, VAGO Y ACCESORIO
El nombre Glosofaríngeo proviene del griego glossa, "lengua"; pharynx, "faringe". El nombre Vago proviene del latín vegari, "vagabundo"; se refiere al andar errático de este nervio por el tórax y el abdomen. 4, 5
Hasta el siglo XVIII eran considerados como una sola estructura, debido a su salida común en la base del cráneo. Galeno aseveró que se trataba de una formación con tres raíces, numerándolo como sexto par craneal, tal como luego hizo Vesalio. Falopio en 1561 solo distinguió dos nervios, al menor lo identificó como glosofaríngeo y al resto como el nervio vago.
Willis en 1664 descubrió las fibras espinales del accesorio que ascienden para unirse con el componente craneal y formar así un solo nervio, aunque algo similar ya había sido mostrado por Eustaquio. Al parecer el nombre accesorio se eligió porque este nervio recibe una raíz adicional de la parte superior de la médula espinal, y fue Charles Bell quien quiso llamar a este nervio como accesorio de Willis. En cuanto al nervio vago, Willis no sólo entendió la distinción anatómica entre nervio vago y nervios simpáticos, sino que también apreció su significado funcional.
En cuanto al glosofaríngeo, Soemmerring atribuyó el nombre glosofaríngeo a Albrecht von Haller (1708-1777). En 1790 Johannes Ehrenritter, anatomista austríaco y profesor de la Escuela de Viena de cuya vida se conoce muy poco, describe el ganglio del glosofaríngeo; muriendo en ese mismo año.
El nervio vago fue descripto por Marinus alrededor del año 100 d. C. y su nombre (vago) fue acuñado por Domenico de Marchetti (1626-1688) de Padua.4,7

NERVIO HIPOGLOSO
El nombre Hipogloso proviene del griego hypo, "abajo"; glossa, "lengua".4
Este nervio fue diferenciado desde los tiempos de Galeno del resto de los pares craneales, debido a su claro origen pre-olivar.7 Al parecer fue tan clara su terminación por debajo de la lengua que poco se ha escrito sobre este nervio.
Fue denominado hipogloso por Winslow. Willis lo enumeró como el noveno nervio craneal y Soemmerring como el duodécimo.4

CONCLUSIÓN
Los sistemas de clasificación de los pares craneales han ido cambiando con el transcurso del tiempo. Distintos anatomistas han brindado sus aportes, aunque sólo algunos de ellos lo han hecho de forma notable (Tabla 1).
Galeno realizó una clasificación de siete pares craneales, numerando al trigémino en dos pares distintos, omitiendo al olfatorio, troclear y confundiendo a otros; pero sus errores no fueron corregidos hasta 1.500 años más tarde.

Tabla 1. Tabla comparativa de las distintas denominaciones de los pares craneales

Al parecer Andrés Vesalio, para evitar confusiones, no modificó la antigua clasificación de los nervios craneales propuesta por Galeno, aunque sí reconoció un número superior de ellos. Si bien no pudo encontrar los orígenes de estos y pese a cierta confusión en su distribución periférica, el nivel de conocimientos e ilustraciones está muy por encima del de sus contemporáneos.
Falopio mantuvo una clasificación de ocho pares, clarificó la inervación de los músculos extraoculares y enfatizó sobre la singular naturaleza de los nervios trigémino, facial, auditivo y glosofaríngeo.
Thomas Willis numeró al tracto olfatorio como primer par craneal, nombró la primera división del trigémino como nervio oftálmico y mostró al nervio espinal de forma separada. Su nueva clasificación de nervios craneales estuvo basada en el orden de sucesión en el que atraviesan los orificios de salida del cráneo, y fue la que perduró hasta finales del siglo XIX, cuando apareció la figura de Soemmerring.
Samuel Soemmerring los clasificó según el orden de emergencia del neuroeje y del orificio craneal por el que salen; suprimió el antiguo décimo par, el nervio suboccipital, y lo colocó entre los raquídeos. El octavo par fue separado en glosofaríngeo, vago y accesorio. Si bien esta clasificación perdura actualmente, podríamos citar como inexactitudes que el nervio intermediario y la rama motora del trigémino no han sido numeradas individualmente, y que el tracto olfatorio y el nervio óptico, siendo prolongaciones diencefálicas, son considerados como pares craneales.
Es así que finalmente, si bien se aprecian ciertas falencias en los sistemas de clasificación, los anato mistas que los confeccionaban eran concientes de más detalles de los que indicaban en su enumeración. Por lo tanto se observa que en ciertas ocasiones, tanto ayer como hoy, la tradición anatómica supera a la exactitud científica, y que es esta tradición, con sus aciertos y errores, es la que puede dominar al lenguaje médico.

Bibliografía
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9. Laín Entralgo P, Obcit, medicina moderna: t,4, p 63

10. Ibid, pp 65 - 66

11. Ibid. p 59

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16. Laín Entralgo P, Obcit, medicina moderna: t,4. p, 218

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