MI AMIGO, EL COMANDANTE RENZI

Título

MI AMIGO, EL COMANDANTE RENZI

Autor

Remberto Burgos de la Espriella

Texto

REV ARGENT NEUROC. VOL. 33, N° 3 | 2019


Mi amigo, el Comandante Renzi

Hace unas semanas quería escribir algunas palabras sobre Néstor Renzi; le di rienda sueltas a las áreas asociativas corticales para que integraran todas esas vivencias sensoriales y afectivas que en los últimos 15 años compartimos juntos. ¡Qué cantidad de anécdotas hemos vivido y sus recuerdos! Las responsabilidades divididas y los buenos ratos estimularon la corteza cerebral, en trance multimodal, y permitieron ordenar todas en bellas imágenes que escriben lo que significa el respeto y la amistad.
Quería desafiar la rutina, escribir diferente, ser original. Dejar a un lado la presentación protocolaria del documento de identidad, la fecha de grado, su carrera universitaria. Y olvidarme por supuesto de los cargos ocupados ya enquistados en su gastado currículo. Su actividad neuroquirúrgica en una ciudad intermedia, sin grandes descubrimientos, pero dándole valor a la realización de las pequeñas grandes cosas que es el deber hacer del neurocirujano de provincia. Mi gratitud hacia su afecto tardío gremial que lo llevó desde la Asociación Argentina hasta la Federación Latinoamericana de Neurocirugía donde coincidimos buenos abriles.
Cuentan en el Caribe, la aldea que me inspira, este refrán: como la gente viste así es su carácter. A Néstor lo recuerdo vestido de oscuro, azul y gris creo que son los colores de su personalidad. Quizá refleja su temperamento taciturno y su mirada melancólica. Una camisa a colores con corbata chillona no encaja en su naturaleza. Es un hombre reflexivo y que solo en contadas ocasiones se descompone. De maneras finas y elegantes, hablar pausado y teniendo siempre el apunte oportuno con la discrecionalidad de la crítica.
Verle incomódo cuando observamos las mandíbulas de hierro de quien devoraba el cuscús en Marruecos, o el comentario picante al ver la danza del vientre de la bailarina sin género definido. Su carácter diplomático al pasar por alto los comentarios ácidos de sus colegas e invitarlos a compartir la misma mesa. Y enseñarles a disfrutar el vino de la concordia. Su fino humor, todo una cátedra de colegaje.
Quiero descubrir porque las conexiones neuronales y la red asociativa me lleva a a enlazar a Nestor Renzi con el Mito de Sísifo. Aclaro, no el de Camus sobre lo absurdo, sino el de la mitología griega que deja varias interpretaciones. Buscar la verdad es casi siempre un problema; por atreverse a retar a Zeus como sospechoso del secuestro de Aegina fue condenado Sísifo. Su pena: obligado a empujar hasta la cima de la colina una piedra y cuando estaba a punto de coronar su meta la piedra rodaba hacia abajo.
Cuesta arriba fue la tarea de Sísifo y Cuesta Abajo el tango de Gardel. Las dos constituyen la metáfora del coraje y la bravura del yunque. Así, ha sido la vida de Néstor. Múltiples empresas que su iniciativa y liderazgo empujaron tocaron la cima. Las tareas en que se comprometió, superando la inclinación de la montaña, fueron alcanzadas. Con madurez supo entender el momento del relevo pero dio el banderazo para que otros continuaran. La lección de contingencia que la vida da no le enterró. Busco en la cueva del cariño otras rocas y encontró el algodonoso afecto esquivo. Nunca demostró cansancio o se dejó derrumbar para subir esa cima que fue su recorrido vital
Esta noche que mi corazón te acompaña Comandante Querido, no hay Sísifo o Gardel. Lo que existe, bajo el sombrero de la amistad: “una lagrima asomada yo no pude contener”…
Y en ella viaja el reconocimiento genuino para este caballero de la Neurocirugía Latinoamericana tan próximo a mis afectos.
Remberto Burgos de la Espriella
Bogotá, Colombia 26/07/2019

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