Tratamiento quirúrgico de los hemangioblastomas del sistema nervioso central

Título

Tratamiento quirúrgico de los hemangioblastomas del sistema nervioso central

Autor

Andrés Cervio
Juan F. Villalonga
Juan M. Liñares
Rubén Mormandi
Santiago Condomí Alcorta
Jorge Salvat

Correspondencia

acervio@fleni.org.ar

Texto

REV ARGENT NEUROC | VOL. 29, N° 3 : 117-131 | 2015


TRABAJO PREMIADO

Tratamiento quirúrgico de los hemangioblastomas del sistema nervioso central

Premio Senior - XXIII Jornadas Argentinas de Neurocirugía

Andrés Cervio, Juan F. Villalonga, Juan M. Liñares, Rubén Mormandi, Santiago Condomí Alcorta, Jorge Salvat

Departamento de Neurocirugía. Instituto FLENI. CABA. República Argentina.

acervio@fleni.org.ar


RESUMEN
Introducción:
Los hemangioblastomas (HEB) son tumores poco frecuentes del sistema nervioso central (SNC) representando el 1-2,5% de todos los tumores intracraneanos. Pueden presentarse esporádicamente o en el contexto del síndrome de von Hippel-Lindau (VHL), predominando en el cerebelo, tronco cerebral y médula espinal. El síndrome de VHL es un síndrome neoplásico múltiple transmitido en forma autosómica dominante causado por la deleción del gen supresor del VHL. Presentamos nuestra experiencia en el tratamiento de los pacientes con HEB.
Material y método: Cuarenta pacientes consecutivos con HEB fueron incluidos en este estudio. Las historias clínicas, imágenes radiológicas y partes quirúrgicos fueron analizados. Se utilizó la escala modificada de Rankin para evaluar el curso clínico de las lesiones intracraneanas y la escala de Mc Cormick para las medulares.
Resultados: Treinta HEB (75%) se localizaron en el cerebelo, 6 (15%) en el tronco cerebral, 2 (5%) en la médula espinal y 1 (2,5%) en región supratentorial y cauda equina respectivamente. Treinta y cinco (87,5%) lesiones fueron esporádicas y 5 (12,5%) se dieron en el contexto de VHL. Resección completa se obtuvo en 93% de las lesiones cerebelosas y en el 83% de las de tronco cerebral. Postoperatoriamente, 83% de los HEB cerebelosos y 66,6% de los de tronco cerebral mostraron buenos resultados funcionales.
Conclusiones: Los HEB del SNC deben ser resecados cuando presentan síntomas o evidencias de crecimiento radiológico. La resección debería ser en bloque para disminuir el sangrado intraoperatorio. Los pacientes con HEB deben ser evaluados para descartar el síndrome de VHL y en casos confirmados la familia debería realizar la consulta genética.

Palabras claves: Hemangioblastomas; Sistema nervioso central; Tratamiento quirúrgico, Síndrome de von Hippel-lindau.

ABSTRACT
Introduction:
Hemangioblastomas (HEB) are uncommon tumors of the central nervous system (CNS) representing 1 - 2.5% of all intracranial tumors. They can present sporadically or in patients with von Hippel-Lindau (VHL) disease and are most often located in the cerebellum, brainstem, and spinal cord. VHL disease is a multiple neoplasia syndrome inherited in autosomal dominant fashion caused by a VHL suppressor gene deletion. We present our experience in the management of patients with HEB.
Material and Methods: Forty consecutive patients with HEB were included in this study. Hospital charts, radiological images and operative records were reviewed. Modified Rankin scores were used to evaluate clinical course of intracranial lesions, and Mc Cormick scores for spinal tumor analysis.
Results: Thirty HEB (75%) were identified in the cerebellum, 6 (15%) in the brainstem, 2 (5%) in the spinal cord, 1 (2.5%) supratentorial and 1 in the cauda equina, respectively. Thirty-five (87.5%) were sporadic cases and 5 (12.5%) lesions were associated with VHL. Complete total resection was achieved in 93% of cerebellar and 83% of brainstem lesions, respectively. Postoperatively, 83% of cerebellar HEB and 66.6% of brainstem HEB showed good functional results.
Conclusions: HEB of the CNS should be resected when symptomatic, or when tumor or associated cyst enlarge. Surgical intent should seek en bloc resection to minimize intraoperative bleeding. Patients with hemangioblastomas must be tested for VHL gene mutations and in confirmed cases, relatives should be offered genetic counseling.

Key words: Hemangioblastomas; Central nervous system; von Hippel-Lindau disease.


INTRODUCCIÓN


Los hemangioblastomas (HEB) son lesiones tumorales poco frecuentes que pueden presentarse en forma esporádica o en el contexto de la enfermedad de von Hippel Lindau (VHL), representando el 1-2,5% de todos los tumores intracraneanos.13,50,59 Histológicamente son lesiones benignas, muy vascularizadas compuestas de células de estroma neoplásico insertas en una rica red capilar. Las lesiones esporádicas son más frecuentes (75-80%), suelen ser grandes, únicas y se presentan entre los 30-65 años de edad, mientras que las asociadas a VHL (20-25%) son múltiples, más pequeñas y de presentación a edad más temprana.7,40,52 La localización más común es en el cerebelo seguida en orden decreciente por la médula espinal, tronco cerebral, región supratentorial y cauda equina. VHL es un síndrome hereditario autosómico dominante causada por la mutación del gen VHL localizado en el brazo corto del cromosoma 3. Este síndrome se caracteriza por la presencia de múltiples HEB (intracraneanos, espinales y retinianos), lesiones quísticas (renales, pancreáticas, hepáticas y del epidídimo), tumores benignos y malignos renales, feocromocitoma suprarrenal, paragangliomas extra-adrenales y tumores papilares del saco endolinfático.75 Diez por ciento de los pacientes pueden tener policitemia secundaria a la generación de eritropoyetina por las células tumorales.70,72 Los HEB esporádicos como las desarrollados en el contexto del síndrome de VHL producen síntomas neurológicos secundarios al crecimiento tumoral, al edema y al desarrollo de quistes peritumorales.32
Presentamos nuestra experiencia en el tratamiento de los HEB del sistema nervioso central esporádicos y asociados a VHL, analizando los cuadros de presentación clínica, características radiológicas, hallazgos quirúrgicos, complicaciones postoperatorias y seguimiento a largo plazo.

MATERIAL Y MÉTODO


Se realizó una revisión retrospectiva de todas las historias clínicas de los pacientes intervenidos quirúrgicamente por hemangioblastomas del sistema nervioso central (SNC) en nuestra Institución durante el período enero 1995 - diciembre 2014. Se recabaron los datos demográficos, antecedentes personales, presentación clínica, evolución después de la cirugía y al seguimiento alejado. La evaluación radiológica incluyó resonancia magnética (RM) con secuencias T1, T2, Flair y Gre con y sin contraste. De las imágenes preoperatorias se evaluó si las lesiones eran únicas o múltiples, si eran quísticas o sólidas y si estaban asociadas a edema, sangrado o siringomielia en los casos espinales. De los partes quirúrgicos se evaluó la utilización de embolización preoperatoria, el abordaje quirúrgico, la técnica operatoria y la intensidad del sangrado tumoral. Las complicaciones postoperatorias y evolución a largo plazo se evaluaron del seguimiento postoperatorio. Las imágenes de RM obtenidas a partir de los 3 meses de la cirugía permitieron evaluar la extensión de la resección quirúrgica (Total: Sin residuo que capte contraste o Subtotal: Residuo que capte contraste), la existencia de remanentes tumorales, la aparición de nuevas lesiones y la evolución de los quistes no resecados. La evolución funcional de los pacientes con lesiones craneales se realizó con las escalas de Rankin modificada en el postoperatorio inmediato y al seguimiento anual (mRS) (Tabla 1).9 Los resultados de mRS de 0-1 fueron considerados como buena evolución, resultados de mRS de 2-3 como regulares y los mRS de 4-5 y 6 como malos. La evolución de las lesiones espinales fue realizada con los criterios de Mc Cormick (Tabla 2).44
El síndrome de VHL se diagnosticó en base a los criterios de Conway et al que establecen:

a.En ausencia de historia familiar de HEB retinianos o del SNC, el diagnóstico de VHL requiere la presencia de múltiples HBL o una lesión asociada a cualquiera de las otras manifestaciones viscerales de la enfermedad.

b.En un paciente con historia familiar de HEB retinianos o del SNC, el diagnóstico requiere solo la presencia de un HEB o cualquier otra manifestación visceral de la enfermedad.21

En los casos que fue posible, el diagnóstico se realizó mediante análisis genético en muestra de sangre periférica. Nuestros resultados fueron cotejados con las distintas series reportadas en la literatura.
Análisis Estadístico: se realizó con el sistema informático Stata versión 12.


RESULTADOS


Durante el período evaluado 40 pacientes con HEB del SNC fueron intervenidos quirúrgicamente en nuestra Institución. La muestra incluyó 22 pacientes masculinos (55%) y 18 pacientes femeninos (45%). Cinco pacientes presentaron diagnóstico de VHL (12,5%) mientras que el resto fue considerado como lesiones esporádicas (87,5%). El diagnóstico de VHL fue realizado con los criterios de Conway en 4 pacientes y mediante análisis de la deleción genética en sangre periférica en un caso. La edad media de presentación para los pacientes con VHL fue de 36 años y de 51 años para las lesiones esporádicas. Las localizaciones tumorales incluyeron el cerebelo en 30 pacientes (75%), tronco cerebral en 6 casos (15%), médula espinal en 2 pacientes (5%), región supratentorial y raíces espinales en 1 caso respectivamente (2,5%). La mediana de seguimiento fue de 24 meses (Rango 3-108 meses) (graf. 1).

HEB cerebelosos
Treinta pacientes (75%) de la serie global presentaron HEB cerebelosos. Hubo 16 pacientes de sexo masculino (53%) y 14 de sexo femenino (47%) (Tabla 3). En 26 casos (87%) las lesiones fueron esporádicas mientras que el diagnóstico de VHL fue realizado en 4 pacientes (13%). Las lesiones fueron únicas en 28 casos (93%) y múltiples en los 2 casos (7%) restantes. Los HEB esporádicos (n:26) incluyeron 13 (50%) lesiones quísticas y 13 (50%) sólidas. El 37% (n:11) de los pacientes presentó edema peritumoral en la RM preoperatoria. Ocho pacientes (27%) presentaron hidrocefalia preoperatoria. Angiografía digital fue realizada en 4 pacientes (13%) con embolización preoperatoria en 3 casos (10%). Clínicamente 21 pacientes (70%) presentaron síndrome cerebeloso, caracterizado por ataxia e inestabilidad de marcha, 19 pacientes (63%) síndrome de hipertensión endocraneana con cefaleas, náuseas y vómitos, mientras que síntomas como hipo refractario, trastornos deficitarios de pares craneales bajos y cervicalgia se presentaron en 10 casos (33%). Las localizaciones tumorales más frecuentes fueron las regiones posteriores y laterales de los hemisferios cerebelosos siendo la cirugía realizada mediante abordajes suboccipitales de línea media y retromastoideo. La técnica quirúrgica implicó la disección circunferencial de la lesión, a través de la interface entre el nódulo tumoral y el parénquima adyacente, coagulando las pequeñas aferencias vasculares para evitar el sangrado que la técnica de citoreducción central puede ocasionar. Respecto a las cavidades quísticas, una vez drenado el contenido, se procedió a la prolija semiología de las paredes en busca de nódulos satélites, sin extirparse el resto de la pared. La resección quirúrgica completa se logró en 28 casos (93%) mientras que en 2 pacientes (7%) la resección fue subtotal debido al sangrado intraoperatorio. El 13% de los pacientes (n:4) requirieron transfusiones de sangre intraoperatoria debido al sangrado tumoral. Dos pacientes (6,6%) presentaron sangrado postoperatorio en la lodge quirúrgica requiriendo solo tratamiento médico. Solo un paciente con hidrocefalia preoperatoria requirió drenaje ventricular externo en el período postoperatorio. La RM postoperatoria confirmó resección subtotal en 2 casos y recurrencias tumorales en 3 pacientes (10%). Los casos de recidivas tumorales incluyeron 2 pacientes con VHL que desarrollaron nuevas lesiones y un paciente con aparente resección completa pero con recaída local posterior. El 80% (n:4) de los pacientes con remanentes/recidivas fueron reoperados cuando desarrollaron síntomas. Las complicaciones incluyeron fístula de líquido cefalorraquídeo (3,3%), tromboembolismo pulmonar (3,3%), meningitis (6,6%), infección urinaria (3,3%) e isquemia cerebelosa (3,3%). El análisis histológico confirmó el diagnóstico de HEB en todos los casos. La evolución postoperatoria inmediata según la escala de mRs mostró resultados buenos en 25 pacientes (83%), regulares en 3 pacientes (10%) y malos en los 2 casos restantes (7%). Al seguimiento alejado, 28 pacientes presentaban buena evolución (93,3%) mientras que evolución regular y mala se detectó en 1 caso (3,3%) respectivamente. Respecto al tipo de lesión, si bien se observó una tendencia a favor de los HEB quísticos, no se hallaron diferencias estadísticamente significativas en la evolución de los tumores sólidos y quísticos tanto en el postoperatorio inmediato (P=0.729, test exacto de Fisher), como en el seguimiento a largo plazo (P=0.480, test exacto de Fisher). Esto podría deberse al número de casos, ya que se requerirían al menos 44 pacientes por grupo para poder detectar una diferencia del 20% entre los grupos con un poder de 0.8.


HEB del Tronco Cerebral
La serie incluyó 6 casos (15%) de lesiones localizadas en el tronco cerebral (Tabla 4). Hubo 4 (66,6%) pacientes de sexo masculino y la edad media fue de 45,3 años. Las lesiones fueron esporádicas en 5 casos (84%) y asociado a VHL en un paciente (16%). Cinco lesiones (84%) fueron quísticas. Las localizaciones incluyeron IV ventrículo en 4 casos (66,6%) y bulbo medular en 2 casos (33,3%). La sintomatología de presentación clínica incluyó alteraciones cerebelosas en 5 pacientes (83%), síntomas de hipertensión endocraneana en 4 pacientes (75%) seguidos de hipo, trastornos sensitivos, déficit de pares craneales bajos e hipoacusia. El 50% (n:3) de los pacientes presentó hidrocefalia preoperatoria de los cuales solo uno requirió la colocación de una derivación ventrículo-peritoneal. Intraoperatoriamente, 4 pacientes (66,6%) presentaron profuso sangrado que requirió transfusiones de sangre en 3 casos (50%). Las complicaciones incluyeron sangrado postoperatorio en un paciente (16,6%) que requirió evacuación quirúrgica, meningitis (16,6%), neumonía asociada a disfunción de pares craneales bajos (66,6%) y cuadro de disautonomías (16,6%). La RM postoperatoria mostró resección total en el 83% de los casos (n:5). Un paciente (17%) con resección subtotal fue reoperado 9 años después por crecimiento del remanente tumoral con mala evolución postoperatoria y muerte. La evolución funcional en el postoperatorio inmediato mostró resultados buenos, regulares y malos en el 33% de los casos (n:2) respectivamente. El seguimiento a largo plazo, evidenció buena evolución en 4 casos (66,6%), regular y mala en 1 caso (16,6%) respectivamente.


HEB medulares
Hubo 2 casos (5%) de HEB medulares en la serie. Ambos tumores fueron esporádicos, únicos, de localización cervical y dorsal respectivamente. Radiológicamente se presentaron como lesiones sólidas con siringomielia asociada. Los síntomas clínicos fueron de paraparesia severa progresiva con nivel sensitivo D3 en un caso y síntomas sensitivos progresivos de cordón posterior, con inestabilidad de marcha en el caso restante. Ambas lesiones fueron resecadas completamente mediante abordaje medular posterior, con resección en bloque del nódulo tumoral sin objetivarse sangrado intraoperatorio. La evolución funcional a largo plazo, utilizando la escala de Mc Cormick, mostró mejoría en ambos casos de 1 punto (Preoperatorio/Postoperatorio de 6 a 5 y de 2 a 1 respectivamente).

HEB Supratentoriales y de Raíces Lumbosacras
Nuestra serie incluyó un solo caso de HEB supratentorial y otro de raíces lumbosacras (Casos Ilustrativos 5 y 6). Ambos pacientes presentaron lesiones únicas con screening negativo para VHL por lo cual fueron considerados esporádicos. La RM postoperatoria mostró resección completa, con mejoría sintomatológica y buena evolución a largo plazo en ambos casos.

CASOS ILUSTRATIVOS


Caso Clínico 1: Lesión cerebelosa esporádica
Paciente de sexo femenino de 34 años de edad que consultó por cefaleas de reciente comienzo, de localización occípito-cervical. La RM evidenció la presencia de una lesión sólida en hemisferio cerebeloso derecho, con edema perilesional, marcada captación de contraste y compresión del IV ventrículo sin hidrocefalia. Se realizó exéresis completa mediante abordaje suboccipital retromastoideo. Preoperatoriamente presentaba un mRs de 1. En los preparados microscópicos de hemangioblastomas se observaron dos componentes principales: células estromales (grandes, vacuoladas, con alto contenido lipídico) y numerosos vasos de paredes delgadas (evidenciados con técnica CD34 de inmunohistoquímica). Con técnica de reticulina se logró resaltar la trama pericelular. A los 6 años de postoperatorio no se evidenció recurrencia lesional y el mRs fue de 0 (fig. 1).

Figura 1: RM de encéfalo preoperatoria. Cortes axial y coronal secuencia T1 con contraste evidenciando lesión cerebelosa derecha. B: Microscopía del tumor con técnica de hematoxilina-esosina. Aumento 40x. C: RM de encéfalo postoperatoria. Cortes axial y coronal secuencia T1 con cte mostrando resección completa.

Caso Clínico 2: Lesión cerebelosa en contexto de VHL
Paciente de sexo femenino de 40 años de edad, con diagnóstico de síndrome de VHL con múltiples hemangioblastomas retinianos que generaron amaurosis del ojo derecho y lesión cerebelosa izquierda asintomática en control. Posteriormente desarrollo hipoacusia izquierda progresiva y síndrome de hipertensión endocraneana. La RM mostró crecimiento de la lesión cerebelosa a expensas de la porción quística, con compresión del IV ventrículo e hidrocefalia. Preoperatoriamente presentó mRs de 1. Se realizó resección completa de la lesión sin complicaciones postoperatorias (mRs 0 en el postoperatorio). En el seguimiento a 14 meses de la cirugía no se evidenció recurrencia lesional cerebelosa pero si la presencia de lesión medular dorsal quística asintomática (fig. 2).


Figura 2: Lesión cerebelosa en contexto de VHL. A: RM de encéfalo y columna preoperatorias. Corte axial secuencia T1 con cte 1 año antes de la cirugía (Izquierda), igual secuencia al momento de la cirugía (Centro) y secuencia sagital T2 espinal mostrando lesión intramedular quística asintomática. B: Microscopia del tumor con técnica de reticulina. Aumento 40x. C: RM postoperatoria mostrando exéresis completa.

Caso Clínico 3: Lesión Tronco Cerebral
Paciente de sexo masculino 43 años de edad quién debuta con cefaleas, mareos, bradipsiquia e inestabilidad de marcha. La RM evidenció lesión sólido-quística localizada en el IV ventrículo e hidrocefalia obstructiva. Se realizó resección quirúrgica de lesión tumoral con sangrado profuso. Postoperatoriamente presentó déficit de pares craneanos bajos que requirieron traqueostomía y alimentación por sonda nasogástrica con episodios de neumonías aspirativas. A los 3 años postoperatorios presentó mRs de 0 con RM sin recurrencia lesional (fig. 3).


Figura 3: Lesión en tronco cerebral. A: RM preoperatoria. Cortes axial y sagital
secuencia T1 con contraste mostrando lesión sólido-quística en IV ventrículo. B:
Microscopia del tumor con técnica de reticulina. Aumento 20x. C: RM postoperatoria
sin evidencias de lesión residual.

Caso Clínico 4: Lesión Medular
Paciente de sexo masculino de 29 años de edad que consulta por cuadro clínico de reciente comienzo de síntomas sensitivos progresivos de cordón posterior con inestabilidad de marcha. La RM mostró imagen nodular a nivel C4 de 12 mm de diámetro con engrosamiento medular por siringomielia desde la unión bulbo-medular hasta nivel D2. Se realizó abordaje cervical posterior con exéresis completa de lesión vascularizada intramedular. Preoperatoriamente presentó un score de Mc Cormick 2 que evolucionó a 1 en el postoperatorio. La RM de control descartó remanente tumoral y franca mejoría de la cavidad siringomiélica (fig. 4).


Figura 4: Lesión medular. A: RM corte sagital secuencia T1 (izquierda) y T2 (derecha) evidenciando nódulo sólido a nivel C4 y extensa siringomielia asociada. B: Imágen intraoperatoria del nódulo sólido con vena eferente tumoral. C: Microscopía del tumor con técnica hemotoxilina eosina. Aumento 40x. D: RM postoperatoria secuencia sagital T1 con cte con resolución de la siringomielia.

Caso Clínico 5: Lesión Supratentorial
Paciente de sexo femenino de 49 años de edad que consultó por cuadro de cefaleas y crisis convulsivas parciales complejas. La RM evidenció la presencia de una lesión tumoral sólida en región temporal mesial derecha que captaba contraste. Debido a la frecuencia de las crisis comiciales se decidió tratamiento quirúrgico. Se realizó exéresis completa de la lesión y a 9 años de postoperatorio presenta RM sin recidiva tumoral, sin nuevas crisis convulsivas y con un mRs de 0 (fig. 5).


Figura 5: Lesión supratentorial. A: RM corte axial (izquierda) y coronal (derecha) secuencia T1 con cte mostrando lesión temporal mesial derecha. B: Microscopía del tumor con técnica de hemotoxilina eosina. Aumento 20x. C: RM postoperatoria evidenciando resección completa.

Caso Clínico 6: Lesión Radicular
Paciente de sexo masculino de 67 años de edad que debuta con dolor radicular progresivo en miembro inferior izquierdo asociado a parestesias ipsilaterales. La RM mostró una lesión intradural sólida, a nivel L2, que captaba contraste en forma homogénea. El monitoreo neurofisiológico intraoperatorio descartó el origen en raíz motora por lo cual se procedió a la resección total de la lesión. Postoperatoriamente la evaluación para el diagnóstico de VHL fue negativa y la RM de control descartó recurrencia lesional (fig. 6).


Figura 6: Lesión radicular. A: RM corte sagital (izquierda) y axial (derecha) secuencia T1 con cte evidenciando extensa lesión intradural a nivel L2. B: Microscopía del tumor con técnica CD34. Aumento 40x. C: RM postoperatoria corte sagital (izquierda) y axial (derecha) sin lesión evidente.

DISCUSIÓN


Los hemangioblastomas son lesiones tumorales vascularizadas del sistema nervioso central, generalmente benignas, bien circunscriptas de configuración sólida o quística. Representan el 1-2,5% de todos los tumores del SNC y se localizan predominantemente en el cerebelo, menos frecuentemente en el tronco cerebral y médula espinal y muy raramente a nivel supratentorial o radicular.22 El 75-80% se presenta en forma esporádica mientras que el 20-25% se desarrolla en el contexto de la enfermedad de VHL.7 Las lesiones esporádicas suelen ser únicas, predominan en hombres, siendo la edad de presentación clínica más frecuente los 40 años.7,21 A diferencia de la presentación esporádica, los HEB en el contexto del síndrome de VHL debutan clínicamente en forma más temprana, alrededor de los 32 años de edad, siendo lesiones de menor tamaño, múltiples y predominantemente quísticas con nódulo mural.52 Histológicamente se componen de células estromales que muestran la deleción del gen VHL y abundantes estructuras vasculares maduras que representan angiogénesis reactiva. Las células estromales son ricas en glicógeno y lípidos y tienen abundante citoplasma con núcleos pequeños rodeados de burbujas lipídicas.22 Actualmente se discute si los elementos vasculares provienen de la diferenciación de dichas células estromales.75 Pueden presentar un patrón celular (con grandes acúmulos de células estromales); patrón reticular (con escasa aglutinación celular) o patrón mixto.25 En 1904, el oftalmólogo Eugene von Hippel reportó el hallazgo de angiomatosis retiniana en dos pacientes. Sin embargo, fue el patólogo sueco Avrid Lindau, quién más tarde describió el síndrome de VHL al relacionar la angiomatosis retiniana con las lesiones cerebelosas.75 El síndrome de VHL es una patología hereditaria autosómica dominante con penetrancia incompleta, con una incidencia reportada de 1 cada 36000-53000 recién nacidos y causado por la mutación del gen VHL localizado en el brazo corto del cromosoma 3p.25-6 La inactivación del gen supresor tumoral VHL afecta la producción de la proteína supresora tumoral (pVHL) la cual regula los niveles de los factores de transcripción inducidos por hipoxia tipo 1 y 2 (HIF1-HIF2). Estos factores juegan un rol importante en la respuesta celular frente a la deficiencia de oxígeno y por ende al no ser bloqueados promueven la angiogenésis y proliferación celular no controlada mediante la sobreexpresión de una gran variedad de factores de crecimiento como el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), el factor alfa de crecimiento transformador (TGF-α), factor eritropoyético Epo y factores de crecimientos derivados de las plaquetas.7,16,52,61,75 Estudios recientes han demostrado que los HEB esporádicos presentan inactivación bialelica del gen de VHL en un 47% de los casos y de al menos un alelo en el 78% de los casos, sugiriendo el rol del gen de VHL en la patogenésis molecular de estas lesiones.65 Este síndrome está caracterizado por la presencia de HEB cerebelosos (44-72%), medulares (40-50%), de tronco cerebral (10-25%) y retinianos sumados a lesiones tumorales en otros sitios específicos. El 60-90% de los pacientes con VHL desarrollarán HEB múltiples y recurrentes.39 La localización espinal, selar y supraselar de las lesiones debe hacer sospechar el diagnóstico de VHL. En 2014 Lonser y col reportaron la historia natural de una serie de 225 pacientes con VHL seguidos durante una media de 6,9 años. Estos pacientes presentaron un promedio de 7 lesiones por paciente al ingresar en el estudio, distribuidos en región supratentorial (1%), tronco cerebral (7%), cerebelo (45%), médula espinal ( 36%), cauda equina (11%) y nervios radiculares (0,3%). Al final del seguimiento, 72% de los pacientes habían desarrollado nuevas lesiones predominantemente en cerebelo y médula espinal. El 49% de los HEB creció un promedio de 3,7 mm3/año y dicho incremento se dio predominantemente en las lesiones cerebelosas, medulares y en pacientes jóvenes. En la serie de Ammerman y col el 97% de las lesiones progresaron radiológicamente pero solo el 50% ocasionó síntomas.5 Los 3 patrones de crecimiento identificados fueron:

c.Saltatorio: Crecimiento de la lesión seguido de períodos relativamente largos de estabilidad (72%).
d.Lineal: Crecimiento continuo y lento (6%).
e.Exponencial: Crecimiento más rápido (22%).

La configuración quística incluye 3 variantes:

a.Quistes intratumorales generados por necrosis tumoral.
b.Quistes peritumorales generados cuando la extensión del edema peritumoral excede la capacidad absortiva del tejido cerebral adyacente.
c.Lesiones mixtas32,41,55,59 (fig. 7).

En pacientes con VHL, el 9,9% de los HEB desarrolló quistes peritumorales, el 1,5% intratumorales y el 0,4% ambos. Durante todo el seguimiento, el 93,6% de los HEB se mantuvieron asintomáticos mientras que el 6,3% desarrolló síntomas secundarios al efecto de masa producido por la lesión y/o el quiste asociado.39 La causa de mortalidad fue la progresión de los HEB en el 25% de los pacientes estudiados, seguido por el carcinoma de células claras renal.


Figura 7: Tipo de HEB. Lesión quística con nódulo mural (izquierda), sólida con quiste intratumoral (centro) y sólida (derecha).

Las otras manifestaciones del síndrome incluyen:7

  1. Hemangioblastomas retinianos y del nervio óptico. Se presentan en el 60% de los casos, pueden ser multifocales o bilaterales y generan pérdida de visión por hemorragias, desprendimiento de retina y glaucoma. Pueden ser tratados con fotocoagulación laser y crioterapia. Las lesiones grandes pueden requerir enucleación.68
  2. Lesiones renales como quistes o carcinomas de células claras (CRCC) presentes en el 66% de los casos en forma única o múltiple. Los tumores < de 3 cm de diámetro pueden controlarse mientras que los > de 3cm deben ser extirpados mediante enucleación o nefrectomía parcial. La diseminación metastática de los CRCC en el seno de los HEB ha sido frecuentemente reportada.1,4,32 Los quistes renales simples pueden controlarse.68
  3. Feocromocitomas adrenales o extra-adrenales desarrollados en el 10% de los casos y que pueden requerir cirugía en casos sintomáticos.
  4. Lesiones pancreáticas quísticas, cistoadenomas serosos y tumores neuroendocrinos presentes en el 70% de los casos.
  5. Cistoadenoma papilar del saco endolinfático del oído medio reportado en el 15% de los pacientes. Este tumor puede generar pérdida de audición, vértigo y parálisis facial, siendo su tratamiento la resección quirúrgica.

En la actualidad el síndrome de VHL se clasifica en 3 variantes:

  • Tipo 1: Alto riesgo de CRCC claras sin feocromocitoma.
  • Tipo 2 a: Alto riesgo de feocromocitoma sin CRCC.
  • Tipo 2 b: Riesgo de feocromocitoma y CRCC.
  • Tipo 2 c: Feocromocitoma solamente.
  • Tipo 3: Policitemia de Chuvash sin lesiones tumorales.

El diagnóstico del síndrome de VHL se realiza con criterios clínicos y recientemente mediante la detección genética de la mutación en sangre periférica.7 Los criterios diagnósticos incluyen:

a.Lesión típica de VHL en pacientes con historia familiar de VHL o,
b.en pacientes sin historia familiar de VHL, la presencia de 2 o más HEB del SNC o un HEB asociado a alguna otra lesión típica de VHL.

Las lesiones esporádicas deben ser estudiadas con resonancia magnética con contraste de todo el eje cráneo-espinal, evaluación oftalmoscópica, ecografía abdomino-renal, audiometría y examen de ácido vainill-mandélico en orina de 24 horas para descartar VHL. De confirmarse este último se recomienda la consulta genética para los familiares de primera línea.7
El seguimiento de estos pacientes es a largo plazo con el objetivo de detectar en forma temprana el desarrollo de nuevos hemangioblastomas, tumores renales, feocromocitomas y angiomas retinianos e incluye la realización de:
* Anualmente: 1. Evaluación clínica del aparato urinario, 2. Análisis del ácido vainill-mandélico de 24 horas en orina, 3. Evaluación oftalmoscópica y 4. Ecografía renal.
* Cada 3 años: 1. Resonancia de todo el SNC con y sin contraste, 2. Audiometría, 3. Examen de ácido vainill-mandélico en orina de 24 horas y 4. Tomografía del abdomen con y sin contraste.28
El tratamiento de elección es la resección quirúrgica de las lesiones sintomáticas o que presenten crecimiento radiológico. Las lesiones asintomáticas pueden controlarse clínico-radiológicamente.49,35
Respecto al embarazo, si bien ha sido propuesto como factor de riesgo en pacientes con VHL debido a los cambios hormonales y hemodinámicos que se producen, Ye y col. mostraron que las tasas de desarrollo de nuevas lesiones, de crecimiento de las lesiones existentes y de desarrollo de nuevos quistes asociados es similar en pacientes embarazadas al resto de los pacientes con VHL.82
Las distintas regiones del SNC donde los HEB se desarrollan presentan cuadros clínicos y evoluciones postoperatorias diferentes:

HEB Cerebelosos
La localización más frecuente de los HEB, tanto esporádicos como asociados a VHL, son los hemisferios cerebelosos.75 Si bien predominan en la mitad posterior de los hemisferios cerebelosos, la localización extra-axial en el ángulo pontocerebeloso ha sido también reportada.15,26 Acorde a la literatura, en nuestra serie los HEB asociados a VHL iniciaron la sintomatología a edad más temprana que los esporádicos (36 años contra 51 años).32 Clínicamente producen síntomas como cefaleas, ataxia cerebelosa, inestabilidad postural e hidrocefalia, generalmente en forma secundaria al efecto de masa local que el quiste o el edema perilesional asociados producen.32,41 En nuestra serie, el 100% de los HEB asociados a VHL fueron quísticos mientras que el 50% de los esporádicos presentaron quistes asociados en consonancia con la serie de Jagannathan y col. que reportan 55% de HEB esporádicos quísticos.32 Los diagnósticos diferenciales incluyen las metástasis, astrocitomas pilocíticos, los gangliogliomas, los meningiomas y schwannomas vestibulares.75 El tratamiento quirúrgico está indicado en lesiones sintomáticas o que presentan crecimiento radiológico. Las lesiones grandes, profundas y muy vascularizadas pueden beneficiarse de la embolización preoperatoria utilizando cyanoacrilato (NBCA) u Onix 18.31,63 Si bien en nuestra serie 3 pacientes (10%) se embolizaron preoperatoriamente, en 2 casos se detectó sangrado intraoperatorio significativo. Técnicamente la cirugía debe intentar la remoción en bloque de la lesión para evitar el sangrado intraoperatorio que puede ocurrir al realizar maniobras de citoreducción intralesional.14,15 En lesiones quísticas, si la pared del quiste no capta contraste en la RM puede no extirparse.8 En 2014 Hojo y col. reportaron la utilización de indocianina verde para diferenciar las aferencias tumorales de estructuras vasculares "en passage" y para confirmar la resección completa del nódulo.30 Respecto a la hidrocefalia, ha sido reportado que el 94% de los casos resuelven con la resección del HEB.32 En nuestra experiencia, solo el 12,5% (n:1) de los pacientes con hidrocefalia requirieron derivación ventrículo-peritoneal. El 10-20% de los HEB cerebelosos asociados a VHL presentan policitemia reactiva secundaria a la secreción de eritropoyetina o de una sustancia tipo eritropoyetina por el nódulo tumoral, la cual se normaliza generalmente después de la resección del HEB.36,70 Distintas series presentan peores resultados funcionales postoperatorios en pacientes con lesiones sólidas probablemente debido al mayor edema peritumoral.13,26,57,76 En nuestra serie, igual que en la de Conway y col., no se encontraron diferencias significativas en la evolución postquirúrgica de HEB sólidos y quísticos incluyendo lesiones esporádicas y asociadas a VHL. El análisis citológico del líquido del quiste muestra células del estroma con núcleos redondos u ovales y citoplasma eosinofílico vacuolar y de apariencia espumosa junto a células tipo endoteliales y algunos macrófagos37 (fig. 8). Las recurrencias tumorales postoperatorias varían ente 17-75% para pacientes con VHL y entre 5-17% para lesiones esporádicas.26 En nuestra serie, 2 pacientes con VHL (50%) y 3 pacientes con lesiones esporádicas (11,5%) presentaron recurrencias tumorales. El sangrado postoperatorio ha sido reportado en el 3-16% de los casos mientras que las complicaciones más comunes incluyen 3,15% de infecciones y 2,85% de isquemia cerebelosa.13,26 Nuestra serie mostró sangrado postoperatorio en el 6,6%, infecciones en el 6,6% e isquemia cerebelosa en el 3,3%.13


Figura 8: Características macroscópicas del contenido del quiste tumoral.

Espinales
Los HEB espinales representan entre el 2-6% de todos los tumores de la médula espinal constituyendo el tercer tumor intramedular en frecuencia.45 Se presentan en forma esporádica (66%) o en el contexto de la enfermedad de VHL (33%).12
Pueden ser:

a.Lesiones intramedulares puras (60%).
b.Intramedulares con componente exofítico extramedular (11%).
c.Intradurales extramedulares (21%), cuando siguen el trayecto de las raíces de la cola de caballo o,
d.extradurales (8%).

La región torácica es la más afectada, en el 51% de los casos, seguida de la región cervical en el 38%.12 Son lesiones solitarias en el 79% de los casos. En la serie de Mehta y col., el 94% de las lesiones se localizaron en forma dorsal al ligamento dentado, estando relacionadas con la entrada dorsal de la raíz sensitiva (50%) o con los cordones posteriores (44%). Solo el 6% de los pacientes presentaron lesiones en la mitad ventral de la médula espinal.45 La siringomielia asociada, definida como cavidad quística que se extiende más de un segmento vertebral con fluido en su interior, se presentó en el 64% de los casos, con franco predominio en las lesiones medulares puras.20,74 La etiología propuesta es la trasudación desde los vasos sanguíneos aferentes y la secreción por las células tumorales.33 También pueden presentar quistes tumorales, los cuáles son definidos como colección líquida asociada al componente sólido tumoral con extensión menor a 1 segmento vertebral. Por último, pueden también presentar edema medular adyacente cuyas causas pueden ser explicadas por la congestión venosa, secundaria a las conexiones arteriovenosas que el nódulo sólido presenta o a la secreción de factores químicos que aumenten la permeabilidad capilar.71 Radiológicamente se presentan como lesiones isointensas en secuencia T1, hiperintensas en T2 con marcado refuerzo homogéneo post-contraste y bien demarcados del tejido adyacente. Los quistes asociados suelen no captar contraste.10 El diagnóstico diferencial con los ependimomas y astrocitomas medulares, se facilita cuando la lesión presenta dichas características y se localiza en región medular posterior asociada a cavidad siringomiélica. Las lesiones más grandes pueden reforzar en forma heterogénea por presentar señal de vacío de flujo de las estructuras vasculares asociadas. En estos casos puede justificarse realizar la secuencia de angio RM con contraste 3D, que si bien no tiene la mejor resolución espacial y no diferencia claramente entre aferencias arteriales y eferencias venosas, dejará en evidencia que paciente puede beneficiarse de realizar una angiografía digital con embolización preoperatoria. Las lesiones asociadas al síndrome de VHL suelen ser múltiples, menores de 10 mm de diámetro, ovoideos o nodulares y localizados generalmente en la superficie medular posterior o a nivel de las raíces medulares.20,45 Los HEB esporádicos son de mayor tamaño y pueden ser hipointensos en secuencia T1. La sintomatología puede ser de presentación progresiva (secundaria a la compresión que los quistes asociados al tumor, la siringomielia o el edema generan sobre el parénquima medular) o de inicio súbito (generalmente secundario al sangrado tumoral).34 Los cuadros clínicos más frecuentes incluyen síntomas sensitivos, como hipoestesias, hiperreflexia, disestesias y alteraciones propioceptivas por afección de cordón posterior. Menos frecuentemente, pueden presentar síntomas motores como debilidad muscular, espasticidad o trastornos esfinterianos.20,45 En nuestra serie, si bien los 2 pacientes tenían lesiones con componentes sólidos, interpretamos que los síntomas se debieron principalmente a la compresión medular que las cavidades siringomiélicas generaron. Teniendo en cuenta la morbilidad de la cirugía medular y la posibilidad de recibir más de una cirugía en pacientes con VHL, el tratamiento quirúrgico está indicado en lesiones sintomáticas o que presentan evidencias radiológicas de crecimiento. La cirugía de los hemangioblastomas medulares tiene algunos detalles en común con la cirugía de las malformaciones arterio-venosas. En las lesiones grandes, muy vascularizadas, se recomienda una amplia exposición, la disección peritumoral por la interfase tumor-médula, coagulando las aferencias arteriales, para finalizar con la resección en bloque después de seccionar la vena de drenaje eferente.10 El 96% de las siringomielias mejoran espontáneamente al resecar el HEB por lo cual las mismas no requerirían drenaje.45 Mehta y col. reportan tasas de resección completa de HEB espinales en el 99,5% de los casos, de los cuales 6% presentó mejoría postoperatoria, 80% permaneció estable y solo 15% empeoraron.45 La gran mayoría de esos pacientes empeoraron en el postoperatorio 1 punto en la escala de Mc Cormick, con franca mejoría a los 6 meses.

Tronco cerebral
El 2-10% de los HEB asociados a VHL se localizan en el tronco cerebral.19 Predominan en el óbex y en la cara póstero-lateral del bulbo raquídeo. Pueden ser lesiones intrabulbares, extrabulbares (> del 50% de la lesión es extrabulbar) o mixtas (< del 50% del volumen tumoral es extrabulbar) pudiendo presentar patrón sólido, sólido-quístico o completamente quístico.80 En nuestra serie, el 83% de las lesiones fueron sólido-quísticas. La irrigación arterial proviene generalmente de las arterias cerebelosas póstero-inferiores.19 Si bien son lesiones histológicamente benignas pueden generar morbilidad debido a la localización y efecto de masa tumoral. Los síntomas clínicos más frecuentes incluyen cefalea (75%), ataxia (29%), déficit motor (29%), déficit sensitivo (29%) y déficit de pares craneales bajos (13%) secundarios a compresión local o hidrocefalia obstructiva.19 La resección quirúrgica continua siendo el tratamiento de elección en lesiones sintomáticas, que presenten crecimiento radiológico o que tengan quistes asociados de gran tamaño.19 Las lesiones de tronco cerebral asintomático esporádico o asociadas a VHL deben ser controladas clínico-radiológicamente. Si bien las series quirúrgicas anteriores a 2000 reportan altas tasas de morbi-mortalidad para los HEB del tronco cerebral, en la actualidad la resección de estos tumores puede ser realizada con buenos resultados, tanto en lesiones solitarias como en el contexto de VHL.53,54,76,80 En la serie de 24 pacientes de Chen y col., el 83% de los mismos mantuvieron su estado neurológico preoperatorio, el 4% mejoró, el 8% empeoró y solo el 4% tuvo mortalidad.19 En nuestra experiencia, el 66;6% de los pacientes mantuvieron su estado neurológico inicial, el 16,6% empeoró y la mortalidad fue de 16,6% en un paciente reoperado por recidiva tumoral. Los HEB del tronco cerebral suelen presentar un halo de tejido gliótico que lo separa del tejido adyacente. La técnica quirúrgica incluye la disección por dicho plano mientras se coagulan las pequeñas aferencias vasculares para evitar el sangrado intraoperatorio. Los quistes asociados no requieren ser resecados.80 El mejor factor pronóstico reportado es el estado neurológico preoperatorio por lo cual se recomienda la cirugía antes que los síntomas avancen.19,80,81

Supratentoriales
Los HEB localizados a nivel supratentorial son sumamente infrecuentes representando entre el 1-6% de toda las lesiones asociadas al síndrome VHL. Predominan en la cuarta década de la vida pudiendo presentarse como lesiones sólidas (66%) o quísticas (33%) rodeadas de edema vasogénico.47 Los HEB asociados a VHL crecen en el 92,9%, mientras que las esporádicas en el 44%, justificando la necesidad de estricto control radiológico y a largo plazo de las lesiones asintomáticas.55,77 Las localizaciones supratentoriales más frecuentes son los hemisferios cerebrales (58%), región selar, supraselar, tallo hipofisario (26%) e intraventricular (10%).47,62,66,73 Existen también más de 20 casos reportados de HEB de nervios ópticos de localización prequiasmática, predominantemente en VHL, con y sin invasión orbitaria.46 Clínicamente producen cefaleas en el 39% de los casos, trastornos visuales en el 28%, foco motor en el 21% y crisis convulsivas en el 15%.47 Las lesiones localizadas en el tallo hipofisario producen trastornos del ciclo menstrual en el 60% de los casos.40 Radiológicamente, el nódulo sólido se presenta como lesión isodensa respecto al tejido cerebral adyacente, con refuerzo homogéneo post contraste tanto del nódulo como de la pared del quiste.64 En RM son lesiones iso-hipointensas en secuencia T1 e hiperintensas en secuencia T2 con marcado refuerzo post-contraste.29 La secuencia de espectroscopía muestra la ausencia de pico de N-acetyl-aspartato, típico de las lesiones de origen no neurogénico y un pico de lípidos sin necrosis. Los diagnósticos diferenciales más comunes incluyen las metástasis de carcinomas renales, tumores de células redondas pleomórficos y tumores cerebrales primarios.67 La cirugía es el tratamiento de elección en los pacientes sintomáticos o con evidencias de crecimiento radiológico. En casos con resecciones subtotales, la radiocirugía o la radioterapia adyuvante puede ser una alternativa terapéutica útil. Sin embargo, la sobrevida libre de progresión a 5 años (SLP-5) fue de 100% en casos de resección total contra 53% para pacientes con resección subtotal.47

Nervios Espinales
Los HEB localizados en las raíces lumbosacras son sumamente infrecuentes representando menos del 1% según las distintas series reportadas.42 Si bien predominan en pacientes con VHL pueden presentarse en forma esporádica.24,48 Radiológicamente se presentan como lesiones hipointensas en secuencia T1 e hiperintensas en T2.27 Los diagnósticos diferenciales más comunes son los ependimomas del filum terminal, los schwannomas de las raíces lumbosacras, los paragangliomas espinales y las lesiones metastásicas.11,18,22,27,58 Los HEB de los nervios espinales presentan captación de contraste heterogénea debido a la presencia de estructuras vasculares mientras que los schwannomas refuerzan en forma más homogénea. Pueden aumentar el tamaño del foramen radicular sin producir destrucción ósea como las metástasis.27,36 Clínicamente generan lumbalgia (67%), parestesias (100%) y dolor en miembros inferiores (67%).42 El tratamiento de elección es la resección quirúrgica en lesiones sintomáticas o que evidencian crecimiento radiológico. Las raíces de la cauda equina pueden adherirse al HEB siendo necesaria la disección de las mismas hasta exponer la raíz involucrada. Generalmente son lesiones rojizas con vasos aferentes que siguen el trayecto de la raíz afectada. La coagulación de las aferencias vasculares previo a la disección del nódulo tumoral es fundamental para evitar el sangrado. Es conveniente la estimulación eléctrica para determinar si dicha raíz es motora o sensitiva antes de la resección quirúrgica.42 Si la raíz es sensitiva la extirpación puede ser realizada en bloque mientras que en casos de raíces motoras la resección subtotal puede ser una opción para intentar preservar función neurológica.43

Tratamiento adyuvante
Las recurrencias tumorales postoperatorias son más frecuentes en pacientes de sexo masculino, con inicio de sintomatología antes de los 30 años de edad, con lesiones múltiples, pequeñas, sólidas y con alto contenido de células eosinofílicas en el estroma.23 Los HEB asociados a VHL pueden recurrir hasta 8 años después de resecciones completas requiriendo seguimiento a largo plazo.38 Si bien es poco frecuente, la diseminación por LCR del HEB ha sido reportada en pacientes con lesiones esporádicas y asociadas al VHL. El mecanismo de diseminación propuesto sugiere que un pequeño número de células tumorales se implantan en otras localizaciones y dan origen a una nueva lesión tumoral.2 El tratamiento de la diseminación por LCR incluye la irradiación cráneo espinal y la derivación ventrículo-peritoneal en base a la sintomatología presente. El tiempo promedio entre la cirugía inicial y el diagnóstico de diseminación fue de 10 años. La sobrevida reportada después del diagnóstico de diseminación osciló entre 3-37 meses (media: 24 meses) justificando el seguimiento a largo plazo de estos pacientes.2
Actualmente el rol de la radioterapia fraccionada externa y de la radiocirugía parecería estar reservada para lesiones no pasibles de resección quirúrgica o en remanentes lesionales.3 Considerando que los HEB son lesiones vasculares la radiocirugía podría ser una opción en el tratamiento. En la serie de Asthagiri y col., 42 HEB de fosa posterior fueron tratados con radiocirugía.6 La dosis utilizada en Gamma Knife fue de 18.1 Gy (Rango 12-20 Gy), con una dosis máxima de radiación media de 34.6 Gy (Rango 23-49 gy) en los márgenes tumorales utilizando una línea media de isodosis del 54% (Rango 35-85%). La dosis administrada en LINAC fue de 25.1 Gy (Rango 15-34 Gy), con una dosis de 20 Gy (Rango 12-24 gy) en los márgenes tumorales utilizando una línea de isodosis media del 82% (Rango 70-965). La sobrevida libre de progresión a 2 años fue del 91% decayendo con el seguimiento a largo plazo a 61% y 51% a 10 y 15 años.6 La posibilidad de desarrollar edema o degeneración quística y la progresión radiológica que lesiones pequeñas mostraron hizo que los autores sugirieran limitar el rol de la radiocirugía para lesiones cuya resección quirúrgica implique alto riesgo de secuelas para el paciente.6 En 2014, Puataweepong y col reportan los resultados utilizando radiocirugía y radioterapia fraccionada con LINAC. Las lesiones pequeñas (< 3 cm) fueron tratadas con una sola sesión con dosis media de 20Gy. Las lesiones mayores a 3 cm, localizadas próximas al tronco cerebral o nervios ópticos recibieron una sesión de < 10-12 Gy o un curso de 2-5 sesiones de radioterapia fraccionada si la tolerancia de dichas estructuras a la radioterapia era sobrepasada. Sin embargo, los resultados obtenidos no difieren significativamente de los anteriores con tasas de control tumoral global de 98%, 88% y 73% a 1, 2 y 6 años. En concordancia con otras series, 2 de los 14 pacientes tratados requirieron cirugía de urgencia por crecimiento del componente quístico de la lesión, motivo por el cual los autores sugieren no irradiar lesiones predominantemente quísticas.56,78 La radiocirugía generaría reducción del volumen tumoral o control del crecimiento mediante efecto radionecrótico celular y trombosis actínica de los vasos intratumorales patológicos.79 En pacientes con VHL y lesiones difusas en fosa posterior y eje espinal, la irradiación cráneo-espinal mostró resultados promisorios con dosis media de radiación fraccionada de 44.2 Gy en fosa posterior y de 44.1 Gy en médula espinal.69 Con este esquema, 17,9% de las lesiones, predominantemente sólidas, tuvieron resolución completa dentro del año del tratamiento.
La hemangioblastomatosis es una complicación poco frecuente de los pacientes con VHL, caracterizada por la diseminación difusa leptomeníngea de los HEB. En estos casos, la terapia antiangiogénica ha sido propuesta utilizando agentes como el interferón alfa-2a, el inhibidor del receptor VEGF-2 SU5416, la temozolamida, el bevacizuman y el erlotinib.51,60,61,68 Generalmente éstas terapéuticas producen rápidamente mejorías subjetivas sin obtener modificaciones radiológicas.

CONCLUSIONES


La sintomatología de los HEB depende de la localización tumoral, la presencia de edema y/o quistes asociados y la velocidad de crecimiento. La resección quirúrgica es los tratamientos de elección de los HEB esporádicos y asociados a VHL sintomáticos o que presenten crecimiento radiológico. La técnica quirúrgica implica la disección circunferencial de la lesión intentando la resección en bloque para evitar sangrado intraoperatorio. Las lesiones pequeñas, sólidas y de complejo acceso quirúrgico pueden ser tratadas con radiocirugía. Las lesiones pequeñas y asintomáticas en pacientes con VHL deben ser controladas a largo plazo debido a la posibilidad de crecimiento tardío. Todo paciente con diagnóstico de HEB debe estudiarse para detectar VHL y en caso positivo los familiares directos deben realizar la consulta genética.

LIMITES


Nuestra serie fue evaluada en forma retrospectiva con todas las imperfecciones que dicha metodología presenta. Se analizaron los casos esporádicos y asociados a VHL en forma conjunta, si bien las evoluciones a largo plazo son peores en pacientes con VHL. En esta serie la prevalencia exacta de VHL pudo ser infra estimada debido a que no todos los pacientes completaron estrictamente la evaluación necesaria para su diagnóstico.

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