Título
Dr. ARMANDO MELCHOR COSTALES
Autor
Hugo N. Usarralde
Fecha
Agosto 1985
Texto
Dr. ARMANDO MELCHOR COSTALES
Nuestro colega del Colegio Argentino de Neurocirujanos, nacido el 8 de agosto de 1923 y fallecido el 13 de diciembre de 1984, recibe por sus relevantes cualidades nuestro más sentido homenaje en este momento.
Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires en diciembre de 1948, comienza sus estudios de posgrado de Medicina Naval en el Hospital de Puerto Bel-grano.
Enviado por la Sanidad de la Marina de Guerra al servicio de Neurocirugía del Instituto de Cirugía L. M. Güemes de la provincia de Buenos Aires, se va formando como neurocirujano.
En 1955 estudia electroencefalografía con el profesor Henri Gastaut.
En mayo de 1956 se instala en Bahía Blanca como neurocirujano, en el Hospital Naval de Puerto Belgrano y en el Hospital Municipal, donde es nombrado jefe en octubre de 1963.
En ese entonces muchos enfermos neuroquirúrgicos provenientes del sur de nuestro país eran atendidos por él en ese centro tan importante que Armando fundara.
Produjo 24 trabajos científicos publicados, y 39 entre monografías, relatos y conferencias no publicadas.
De la lectura de sus títulos se nota una gran inclinación hacia la cirugía de la epilepsia y todos los hallazgos electro encefalográficos concomitantes pre y postoperatorios. También exis ten trabajos de investigación sobre el mismo tema.
Fue miembro del Colegio Argentino de Neurocirujanos desde 1960, fundador de la Sociedad de Neurocirugía de la Provincia de Buenos Aires y Secretario Organizador de la Primera Reunión Científica en Bahía Blanca. Perteneció a otras sociedades y fue elegido miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Neurocirugía en distintos períodos, y vicepresidente de la "World Federation of Neurosurgical Societies" en 1976.
Como miembro titular representó a nuestro país en Congresos Mundiales con asiento en Washington, Filadelfia, Copenhague, Panamá, Tokio, Caracas, Santiago de Chile y San Pablo.
Destacaré tres aspectos de su vida.
Una permanente gratitud y respeto hacia su maestro el profesor doctor Julio A. Ghersi. A éste siempre se le escucha su veneración por su similar el doctor Balado. En el curriculum del doctor Costales se menciona a los doctores Marcelo Lemonnier, Fernando Zambrana y Jorge Palomo como habiendo completado su formación técnica en Bahía Blanca. En esta forma tenemos el cuarto eslabón de la cadena de seres que se prodigan y ceden lo que saben.
Otro, la amistad que demostró con sus colegas, algunos compañeros de trabajo y otros no, entre los cuales me incluyo, resultó siempre firme e inalterable.
El tercero, agasajados en su casa por su esposa Olga y él, existía el rito de jugar un partido de ajedrez hasta con el reloj que controlaba el tiempo de las jugadas. Si no se podía responder exitosamente a la ofensiva de sus piezas, es mi caso, llegaba el jaque mate, entonces era dable ver la sonrisa de satisfacción que poblaba su rostro.
Después nos enfrascábamos en conversaciones que mostraban su profunda postura filosófica, conocimiento de Historia y Geografía y otros temas.
Armando era muy afecto al debate y si bien como corresponde deseaba hacer primar sus concepciones éstas siempre estaban ribeteadas de bondad porque partían de su alma.
Nuestro colega del Colegio Argentino de Neurocirujanos, nacido el 8 de agosto de 1923 y fallecido el 13 de diciembre de 1984, recibe por sus relevantes cualidades nuestro más sentido homenaje en este momento.
Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires en diciembre de 1948, comienza sus estudios de posgrado de Medicina Naval en el Hospital de Puerto Bel-grano.
Enviado por la Sanidad de la Marina de Guerra al servicio de Neurocirugía del Instituto de Cirugía L. M. Güemes de la provincia de Buenos Aires, se va formando como neurocirujano.
En 1955 estudia electroencefalografía con el profesor Henri Gastaut.
En mayo de 1956 se instala en Bahía Blanca como neurocirujano, en el Hospital Naval de Puerto Belgrano y en el Hospital Municipal, donde es nombrado jefe en octubre de 1963.
En ese entonces muchos enfermos neuroquirúrgicos provenientes del sur de nuestro país eran atendidos por él en ese centro tan importante que Armando fundara.
Produjo 24 trabajos científicos publicados, y 39 entre monografías, relatos y conferencias no publicadas.
De la lectura de sus títulos se nota una gran inclinación hacia la cirugía de la epilepsia y todos los hallazgos electro encefalográficos concomitantes pre y postoperatorios. También exis ten trabajos de investigación sobre el mismo tema.
Fue miembro del Colegio Argentino de Neurocirujanos desde 1960, fundador de la Sociedad de Neurocirugía de la Provincia de Buenos Aires y Secretario Organizador de la Primera Reunión Científica en Bahía Blanca. Perteneció a otras sociedades y fue elegido miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Neurocirugía en distintos períodos, y vicepresidente de la "World Federation of Neurosurgical Societies" en 1976.
Como miembro titular representó a nuestro país en Congresos Mundiales con asiento en Washington, Filadelfia, Copenhague, Panamá, Tokio, Caracas, Santiago de Chile y San Pablo.
Destacaré tres aspectos de su vida.
Una permanente gratitud y respeto hacia su maestro el profesor doctor Julio A. Ghersi. A éste siempre se le escucha su veneración por su similar el doctor Balado. En el curriculum del doctor Costales se menciona a los doctores Marcelo Lemonnier, Fernando Zambrana y Jorge Palomo como habiendo completado su formación técnica en Bahía Blanca. En esta forma tenemos el cuarto eslabón de la cadena de seres que se prodigan y ceden lo que saben.
Otro, la amistad que demostró con sus colegas, algunos compañeros de trabajo y otros no, entre los cuales me incluyo, resultó siempre firme e inalterable.
El tercero, agasajados en su casa por su esposa Olga y él, existía el rito de jugar un partido de ajedrez hasta con el reloj que controlaba el tiempo de las jugadas. Si no se podía responder exitosamente a la ofensiva de sus piezas, es mi caso, llegaba el jaque mate, entonces era dable ver la sonrisa de satisfacción que poblaba su rostro.
Después nos enfrascábamos en conversaciones que mostraban su profunda postura filosófica, conocimiento de Historia y Geografía y otros temas.
Armando era muy afecto al debate y si bien como corresponde deseaba hacer primar sus concepciones éstas siempre estaban ribeteadas de bondad porque partían de su alma.
Hugo N. Usarralde